domingo, 28 de octubre de 2018


DIAS DE LLUVIA

                                                                                                     Por Joaquin Verdeguer

                                                         
                         
En el mar no todo es navegar, la aparición del otoño/invierno y las inclemencias nos permiten hacer una tregua en la navegación. Buscar un puerto seguro y la posibilidad de estibar atiborrando la sentina también forma parte de la vida marinera, la mano de Perséfone nos acompaña.

Siendo raptada por parte de Hades enfurece a su madre la diosa Deméter (Diosa de la agricultura). Ante la negativa por parte de Hades a devolverla al mundo, Deméter desaparece provocando la entrada del invierno. Sin comida para los humanos, estos empiezan a extinguirse, preocupando a Zeus que interviene y habla con su hermano Hades. Llegan a un consenso en el que Hades devuelve a Perséfone por tres meses durante el año a su madre, símbolo de la entrada de la primavera. Deméter se ha alimentado únicamente de Granadas,  fruta del invierno. Esta preciosa explicación por parte de la mitología Griega de la entrada del invierno calma nuestra ímpetu de navegantes y aventureros para el merecido descanso.  FIN
                                                                    


domingo, 9 de septiembre de 2018



POSIDONIA                                          
                                                                                                                            Por joaquin Verdeguer      

Pertenezco a la generación de Spielberg y a su famosa película “Tiburón” que con 16 años me impresiono tanto que de hecho durante muchos años yo no ponía ni los pies en el mar, no me mojaba ni los tobillos. Cuando íbamos los amigos a la playa, ellos se daban el baño y yo custodiaba las toallas y la nevera con el almuerzo. Fue ya con edad avanzada cuando decidí romper con ese pánico y aprender a bucear. Al parecer el capitán Cousteau venció sobre Spielberg.

Hace dos años estuvimos buceando por Tailandia, para mi uno de los mayores paraísos de nuestro planeta. En ko samui hacia muy mal tiempo así que decidimos coger el tren nocturno para llegar a ko chang, la isla elefante. El buceo es extraordinario, aguas claras, corales, mucha fauna de una isla casi virgen. El subconsciente tiene su función y siempre supuse que acabaría mis días atacado por uno de esos tiburones formando parte de esas listas de porcentajes. Sin embargo la vida todavía es más cruel. Hace un año que noto molestias en el lado derecho de mi cabeza, punzadas, frio y calor a la vez. De modo que fui al médico de cabecera, que a su vez me mando al especialista y este pidió un TAC. Se trata de un pequeño gusano (vermis filiae) de apenas 5mm que se ha albergado en mi cerebro, vamos un “ocupa”. No es un caso frecuente pero según el médico ya se están dando varios casos como el mío. La mama gusano pone los huevos en las hojas de Posidonia que quedan prendidos, cuando el gusano sale del huevo, apenas unas micras, este busca protección entrando en agujeros, si tú tienes la desgracia de pasar por ahí en ese momento se instalan en el agujero de tu oreja y van subiendo hasta tu cerebro. Los daños que causa este intruso todavía no están diagnosticados, pero los hay.

Es por eso que os lo cuento, si de pronto hago algo raro o digo cosas sin sentido, o me pongo a hablar tailandés, no me hagáis caso, no soy yo. Tened paciencia. El neurólogo dice que lo mejor en estos casos es que los amigos disimulen tu estado, dándote abrazos e invitándote a comer una buena paellita. FIN

domingo, 10 de junio de 2018


          LA GUARDIA

                                                                                                       Por Joaquin Verdeguer

Navegar de noche tiene sus momentos de disfrute, pero hacer guardias no es algo que personalmente me apasione en exceso. La noche tiene su magia, algunos momentos son muy intensos, como cuando el placton se ilumina por el vórtice en la estela del barco en incandescentes verdeazulados. O cuando la nítida cúpula celeste te permite ver el firmamento plagado de estrellas sintiendo que casi puedes tocarlas con la yema de los dedos, su vía láctea, las boreales, incluso se puede oír el universo.

Llevábamos seis días de navegación sin divisar nada que distorsionara el horizonte, la travesía estaba siendo muy placentera con 18 nudos de aleta. La noche era sosegada y el viento había caído a 12 nudos. Me dispuse a hacer mi guardia de las tres de la madrugada, cambio de pulseras y de chaleco. Una vez acomodado en la bañera siento como el cansancio hace mella en mi cuerpo, trato de despejarme pero el calor no ayuda y menos el suave meceo del barco, me levanto y ando por la cubierta, intento distraerme viendo la pantalla del radar, calculando distancias con el ploter, pero de poco sirve. El calor es húmedo y mi cuerpo no para de sudar, sudar, su......

Habíamos dejado atrás las islas Cocos y si la navegación seguía con buen rumbo llegaríamos a la isla de Wasini en un par de días. El amanecer fue brumoso y pensamos que despejaría nada mas el sol ganase altura, unas horas después el horizonte se hizo rojizo, como si se tratara de un incendio, pero un incendio en medio del mar es extraño por no decir imposible, así que pensé que se trataba de esas típicas tormentas de arena que vemos frecuentemente en la televisión, recuerdo una de esas tormentas en Australia. Totalmente inmerso en aquella extraña tormenta note que no había arena en el aire que nos rodeaba, era más bien un gas irritante y sulfuroso.


La verdad es que me asuste, pues pensé que se podía tratar de algún efecto volcánico o el nacimiento de una isla o algo por el estilo debido a la latitud. O quizás uno de esos experimentos que realizan los gobiernos, como lo de las pruebas nucleares de Francia en la polinesia….Si tuvimos miedo, mucho miedo, pensamos que nuestros cuerpos estaban siendo sometidos a una radiación extraña.


Mire en el plotter la situación exacta.  41º  43´ 55”  E.    07´ 45”  S.  Estábamos a pocas millas de la isla grande. Tuve dudas de si alejarnos de la isla y de sus costas por evitar posibles embarrancadas o de si tratar de llegar a puerto lo antes posible y preguntar a las gentes de la isla, pues igual se trataba de algún efecto meteorológico típico de la zona y pecábamos de ignorantes. Optamos por lo segundo con mucho sigilo y a la velocidad de tres nudos nos acercamos a la isla y al lugar en el que el plotter indicaba que allí se encontraba el malecón. Apenas a media milla de la costa se fue disipando aquella dudosa neblina, una enorme sonrisa quedo grabada en nuestros rostros, Jane cantaba de alegría, habíamos pasado tanto miedo. Rápidamente colocamos las defensas y una buena maroma, preparados para saltar a la pequeña plataforma de maderos que configuraba el malecón del puerto, con el propósito de hacer firme nuestra embarcación. Cerca en la playa, había unas mujeres limpiando pescado, posiblemente fruto de un buen día de pesca, otros hombres hablaban junto a un carrito de cocos sin pelar. Al primer golpe de vista no note nada extraño pero unos minutos después cuando ya habíamos terminado de estibar la cubierta y cerrada la cremallera de la funda de la mayor note algo inusual, un hombre se nos acercaba andando sobre sus brazos. Pensé que aquel hombre venia a pedirnos alguna limosna debido a su desgracia, pero observe que en el lugar de brazos tenia piernas y en lugar de piernas brazos. Quede horrorizado ante tal mutilamiento, pero como el hombre parecía tener buenas intenciones solo espere a que se acercara y tratar de escucharle. Le sonreí con cortesía, el hombre dio unos relinches enseñándome un collar de caracolas que le compre, no podía creer lo que estaba sucediendo, pensando que me estaba tomando el pelo. Hice un gesto tratando de llamar a las mujeres que estaban en la playa a unas pocas decenas de metros, limpiando el pescado, pero me percate en el momento que estaban limpiando el pescado con los pies, bueno…. con las manos, que eran pies. Me sonrieron relinchando. Me gire mirando  a Jane, pensando que igual yo no era consciente de la gravedad, pero ella estaba igual de anonadada, tratando de volver atrás sobre sus pasos, buscando la protección del barco. Aquellas gentes no parecían agresivas ni con malas intenciones, así que seguimos hacia adelante tratando de llegar al poblado.

Por el camino tropecé con una enorme tortuga que empezó a ladrarme y a perseguirme moviendo el rabito. Yo no daba crédito, Jane me cogió de la mano y seguimos adelante. Al llegar a la cuidad los perros cacareaban, las gallinas piaban, los cerdos aullaban, un caos del más puro efecto “Isla del doctor Moreau”. Tratamos de comunicarnos con aquellos seres pero su extraño lenguaje no nos permitió entendernos, así que hábilmente cogí mi libreta y dibujando conseguimos comunicarnos. Habían nacido de aquella manera debido a unas pruebas nucleares al parecer por americanos y franceses muchos años atrás, una sensación de culpa nos invadió, no sé bien porque, ¿por provenir de una sociedad que abusa de otras sociedades, llamadas del tercer mundo? No quisimos permanecer más tiempo en la isla por miedo a la radiación.

 Nos fuimos alejando de la isla, con dolor por aquella pobre gente, atravesamos de nuevo aquella nube rojiza y volvimos a saborear la libertad del mar abierto y la frescura del viento. Tratamos de olvidar lo vivido y pronto, los deleites de nuestra travesía nos ofreció tan buenos momentos que rápidamente olvidamos aquel duro periplo. Un par de años después ya en tierra, en una cena con amigos en un restaurante de Valencia, surgió el tema y conté la historia vivida, ellos se reían de mí, por mi imaginación y me pidieron las coordenadas, ya que Alfredo había traído su tableta y tenía la cartografía de la zona. Le di el posicionamiento, pero curiosamente allí no había ninguna isla, me llamaron mentiroso, embustero, y se reían, como se reían de mí. Me jure a mi mismo no volver a contar aquella historia a nadie más en mi vida.
Un par de meses después, todavía molesto, volví al barco, recordaba que había dejado aquel collar en mi caja de herramientas, quería buscarlo como prueba, pues pensé que igual era cierto que aquello nunca había pasado y que solo era fruto de mi imaginación. Cuando llegue al barco abrí la caja de herramientas ¡y vaya sorpresa! ¡Todas las herramientas eran de oro!. Entonces solté una tremenda carcajada, si, no lo iba a contar a nadie ¡Nunca más!.
-          Joaquin !!  he babe !! babe  !!  Notaba un zarandeo, abrí los ojos.
-          Que pasa !! Pregunte desubicado, incorporándome
-          La guardia ! te has quedado dormido !
Mire a mi alrededor tratando de recordar y de reojo vi la caja de herramientas medio oxidada y con restos de pintura. Fui a por ella, la abrí con ánimo. Efectivamente todo había sido un sueño.   FIN

domingo, 6 de mayo de 2018




EL TURISTA.
                                                                                                 Por Joaquín Verdeguer.

No sé si turista viene del griego o del latín. Pero es sorprendente lo tontos que llegan a ser algunos de ellos, dando lecciones a todo el que se le cruza por el camino. Zanzíbar es desde luego uno de esos paraísos que te acoge si quieres desaparecer del mapa, sobre todo la isla de Unguja.

Me había levantado temprano para aprovechar la marea. La calidad del agua cristalina con el turquesa que copia el fondo arenoso es cautivador. Caminaba haciendo slalom entre los Dhow de pescadores que varan sus barcos aprovechando la marea para calafatear sus cascos envejecidos por su labor, el salitre y ese sol de justicia que castiga al incauto. Una pareja venia descalza por la playa discutiendo en catalán. Ella paro en seco delante de uno de esos chiringuitos montados con cuatro palos, dos maderas haciendo de mesa y una docena de palmas  datileras haciendo de cobertizo. Cogió una preciosa caracola y se la puso al oído, no exactamente para oír el sonido del mar, más bien pensé yo que era para no oír al ….. acompañante. (Ya que yo no sabía si era su marido, su novio, o su primo de Bilbao). Ella se entretuvo probándose unos collares de conchas, mientras que él se fijó en el enorme zanzibareño que se encontraba semitumbado en una amplísima hamaca cruzada entre dos cocoteros, que no se esforzó para nada en tratar de venderles las caracolas, los collares y pendientes que tenía expuestos en tan espartana exposición.

-          Eres de aquí? Le pregunto en un pésimo inglés.

-          Sí, soy del pueblo, esta playa es mía.

-          En serio!!! - dijo el catalán  sorprendidísimo- Toda esta playa es tuya?? - Pregunto atónito.

-          Si, hasta el faro pertenecía a mi familia, ahora es mío.

Al catalán se le pusieron los ojos como chirivías- Y no se te ha ocurrido hacer un hotel?? –Pregunto pensando en el business.

-          Un hotel??? Para que??? Ya hay muchos hoteles en la isla- contesto sin entender que le pasaba a aquel pobre turista, quizás demasiado sol le fundía el encéfalo.

-          El catalán no se daba por vencido, parecía un pit bull zarandeando su presa y no daba su brazo a torcer.

-          Hombre !!! te montas un hotel aquíii, trabajas unos años y te forras a ganar dineroooo.

-          Pero para que???? Preguntaba el aborigen que no entendía nada de nuestra civilización.

-          Pues ganas un montón de pasta con los turistas, con tu hotel y puedes dedicarte a no hacer nada el resto de tu vida y tumbarte aquí en esta playa.

-          El pobre zanzibareño estaba desconcertado. No había oído algo tan absurdo en toda su vida que contaba con unas treinta primaveras.-  Pero que crees que estoy haciendo???- Y levantaba los hombros como iniciando un break dance.

Le arranco la caracola de las manos a la joven catalana, he hizo un gesto como diciendo: circulen, dejen paso y sigan caminando. Se giró dando la espalda al mar y se volvió a tumbar en su hamaca cruzada entre dos cocoteros.                                    
                                                                                FIN

lunes, 2 de abril de 2018


NAUFRAGO EN TIERRA.

                                                                                                         Por Joaquín Verdeguer


Me increpa un conocido preguntándome porque no hago una vida NORMAL. Trabajo, casa, hijos….No tengo trabajo, vivo en un velero y no tengo hijos, ni ganas de tenerlos. De modo que le he contestado llanamente: porque quiero morir con una gran sonrisa en los labios.

Somos lo que comemos me dijo un amigo antropólogo, pero yo no he visto a ningún filete andando. Yo creo que somos sentimientos del recuerdo y es lo único que en definitiva nos llevaremos a la tumba. Si nuestro cuerpo es 65% agua, el otro 35% son vivencias almacenadas en el recuerdo. No me olvido de los últimos días de mi padre, en su silla de ruedas, aferrado a su permiso de conducir de la confederación helvética, alegando que se lo iban a renovar y lo acariciaba porque le proporcionaba bellos recuerdos. Y de recuerdos se trata, me invade la añoranza de zarpar de nuevo. Volver a sentir la brisa con su vaivén y sus rociones. Descubrir nuevos horizontes y gentes extrañas con sus costumbres que difieren de las mías. Escuchar el susurro del agua deslizándose por la carena con sus amaneceres mágicos, acompañado de delfines contorsionistas.

Me siento como un náufrago rodeado de edificios, tiendas y ruido. Quiero volver a esa playa de gravilla, rodeado de columnas marmóreas milenarias, sentado frente a esa mesa con tapete a cuadros azul y blanco con olor a sardinas braseadas, rodeado de gatos piojosos y famélicos. Y en la lejanía percibir el sonido del Bouzouki entremezclado con la suave brisa del verano. Si, amo todas mis vidas vividas, porque todas ellas están repletas de bellos recuerdos, los ingratos desaparecieron como por embrujo, solo me quedan los mejores con olor a salitre. Y sé que en algún momento, aparecerá en el horizonte, un barco para rescatarme y dejar de ser un náufrago en tierra.  FIN

lunes, 19 de marzo de 2018


ORO AZUL A LA DERIVA.

                                                                       Por Joaquin Verdeguer

Hay muchos tipos de oro. Oro negro = petróleo. Oro verde = lúpulo. Oro blanco = cocaína. Pero el oro más preciado es el oro azul. Y muchos os preguntareis y cuál es el oro azul?, pues bien el oro azul es el de la libertad. Si, muchos os echareis a reír, pero desgraciadamente muchos de los que se creen libres no lo son, porque ser libre es más complejo que eso de no vivir en una celda.

Nos creemos libres porque conducimos un bonito coche y sentimos el viento al bajar la ventanilla, pero no nos preguntamos cuantas horas de esclavitud hemos consumido para poder pagarlo y así con todo lo que poseemos. Una verdadera contradicción, pero al fin y al cabo son cosas materiales y cada uno elige lo que quiere hacer con su vida.

Y yo con mi vida, me estaba planteando dejar de ser egoísta y en vez de navegar placenteramente el mediterráneo, dedicarlo a salvar vidas humanas. Con mi velero tratar de rescatar esa pobre gente a la deriva, que arriesga el poco oro azul que les queda. Pero esta mañana ojeando la prensa me encuentro con un artículo de Lucia Márquez titulado EL CRIMEN DE SALVAR VIDAS.  He de reconocer que me ha generado asco, asco por la sociedad que estamos construyendo, por los políticos que nos gobiernan en Europa, por no nombrar los penibles de mi propio país. De modo que me permito transcribir su texto simplificado. Porque este texto no puede quedar silenciado.

EL CRIMEN DE SALVAR VIDAS POR Lucia Marques.

Salvar a decenas de niños de morir ahogados en el mediterráneo puede acabar llevándote a la cárcel…… por tráfico ilegal de personas a tres bomberos sevillanos y otros activistas de distintos países que actuaban como voluntarios de la ONG Proem-AID en el rescate marítimo de refugiados…. Por haber ofrecido dignidad y auxilio a otros seres humanos…… Los activistas se ven primero abocados a realizar las tareas que deberían emprender los poderes públicos…..son perseguidos y criminalizados por librar del naufragio y la hipotermia a víctimas de la barbarie. Por meter su mano en el agua helada y sacar de allí a un cuerpo que todavía respira. Mientras la unión europea…..El caso de estos bomberos no es el único, salvar vidas constituye un crimen…. Helena Maleno está siendo juzgada en Marruecos por ayudar a los migrantes…..cada vez que tiene conocimiento de que una patera ha quedado a la deriva, alerta a los servicios de rescate para que socorran a la embarcación y evita así un desastre fatal para sus ocupantes. Esta perseverancia puede valerle ahora una cadena perpetua……Negar el auxilio supone traicionar a los más vulnerables……Una burla a esos derechos humanos con los que tanto nos llenamos la boca al hablar de democracia y libertades. Es imposible imaginar una quinta parte del sufrimiento de quienes se lanzan al mar en una balsa birriosa esperando encontrar un futuro mínimamente menos terrible que su presente…..un dolor anónimo que se acumula en meses y meses de padecimiento….



Ahora me siento impotente sin saber qué rumbo he de tomar. De modo que voy a dejar que otros más jóvenes con más capacidad y brío hagan cambiar este mundo. Porque para lo poco que le queda a mi alma de estar aquí, es mejor dar el testigo a otros jóvenes luchadores. Y espero que cuando me muera, no vaya yo al cielo y Dios me tenga en su regazo porque lo único que he aprendido de Él, es que es un dios tremendamente cruel.

domingo, 11 de febrero de 2018


ANNE CAROLINE MacPERSON


                                                                                                          Por Joaquin verdeguer

Era el dos de mayo, lo recuerdo perfectamente porque tengo gravado en la retina el cuadro de Goya del mismo nombre. El comienzo del neoclasicismo y le era napoleónica que trajo a una España rural una bocanada de aire fresco, la enciclopedia y la modernidad que no se afincaría hasta 80 años después.

Estaba ahí flotando envuelta en caracolillo, arrastrando un manojo de algas. La fui acercando con el bichero, me recordaba la película “mensaje en una botella” de Kevin Costner. Curioso de leer su contenido aunque no se apreciaba bien que es lo que contenía. Sería una carta de amor?? . No me quería hacer demasiadas ilusiones porque conocía un proyecto que precisamente se dedicaba a escribir cartas con el posicionamiento para saber y estudiar cual era la corriente y trayectoria de esas botellas. Conseguí subirla a cubierta y me quede mirándola un buen rato hasta que Jane me pregunto.

-          La abres, o que?.

La abrí, salió un olor desagradable y aparte la cara con un gesto de asco. Jane estaba tan impaciente que me arranco la botella de las manos y empezó a sacar un plástico negro, había algo dentro pero no sabíamos que era. Le costó bastante sacar la bolsa sin dañarla teniendo los nervios a flor de piel. Abrió la bolsa cortando la parte de abajo con las tijeras con sumo cuidado. Cayó un anillo que empezó a rodar por la bañera y que tuve que parar con el pie, aparte el pie y lo cogí entre los dedos, era un anillo de boda. ¿Quién metería un anillo de oro en una botella?. Era un anillo pequeño probablemente de una mujer. Jane siguió cortando la bolsa aguantando la respiración, contenía una carta, la desenrollo, entonces vi que estaba escrita en inglés. Que suerte mi mujer es anglófona!!. Yo estaba como un flan.

-          Que pone!!!.  Ella me miro inquisitoriamente.

-          Vamos traduce!!!. Me estas poniendo nervioso!.

Ella seguía sosteniendo el papel y su cara se iba ensombreciendo más y más. No pinta bien me dije, pero estaba ansioso como un niño el día de reyes.

-          Venga que dice!!!

Entonces Jane en tono serio empezó a traducir la carta.

                                                                                            Plymouth   7 de octubre de 1993

“Me llamo Anne Caroline MacPerson de Southampton. 18 de Hill avenue.

Hace un par de días he descubierto las infidelidades de mi esposo. Utilizaba nuestro barco para sus encuentros amorosos. George y yo llevamos 20 años de matrimonio. Al principio del verano empezó a ser excesivamente atento y cariñoso, proponiéndome un año sabático, e ir al caribe con nuestro velero. Me cogió por sorpresa y le dije que sí, sería como una luna de miel. Pero ahora temo por mi vida, George hace cosas muy extrañas y creo que ha planeado mi muerte accidental, quedarse con nuestros bienes y volver con su amante. Si alguien encuentra esta botella póngase en contacto con las autoridades Británicas.”

Me quede mirando a Jane atónito. Ella  volvió a enrollar la carta y la introdujo en la bolsa de plástico. Me levante para ver nuestra posición. Faltaban 20 millas para llegar a Santa Cruz.


Después de formalizar el papeleo de atraque en el puerto, fuimos directos a la guardia civil. Nos escucharon con escepticismo y nos informaron que no era competencia de ellos, que fuésemos a la policía nacional. Y fuimos. Nos atendieron muy bien cuando les explicamos por encima lo que había sucedido.


-          Esperen un momento, informare a mi superior. Dijo el policía del mostrador.


Nos recibieron en un despacho un hombre de unos cincuenta años y una mujer joven de unos treinta. Contamos toda la versión y les enseñamos la botella con su contenido. Les sorprendió el anillo. Los dos policías se cruzaban las miradas constantemente.


-          Señor Verdeguer, aunque quisiéramos tomar cartas en el asunto, no le podríamos ayudar. Primero, ustedes han encontrado la botella en aguas internacionales, me dice usted que a unas 20 millas y segundo han pasado 22 años, esto está prescrito y tercero puede tratarse de una broma.


-          Yo también lo he pensado, pero porque iba entonces a dejar su propio anillo de boda? y más siendo de oro.


-          Sí, eso es lo que más nos inquieta. Llamaremos al Consulado por si supiesen de alguna desaparición con este nombre, intentaremos averiguar algo y les mantendremos informados.


Salimos de la comisaria completamente frustrados;  igual éramos presa de una broma pesada. Pero el anillo??.


-          Nos vamos al consulado!! - Me dijo Jane- Yo no me rindo tan fácilmente!!.


Nos costó encontrarlo porque al taxista le aparecía otra dirección y recientemente se habían trasladado. Cuando entramos no sabíamos ni cómo empezar ni a quién dirigirnos. Entramos en una sala donde dos mujeres reían amistosamente, las interrumpimos y les enseñamos la botella, la carta y el anillo. Después de leer la carta no soltaron palabra, se miraron horrorizadas y la más mayor sin decir nada se levantó y se fue carta en mano.


Minutos después apareció ella junto a un hombre de edad avanzada con aspecto de rabino.


-          Pasen por favor. – nos dijo amablemente y nos enseñó una diminuta sala que solo contenía cuatro sillas y una mesa ovalada de estilo Chippendale tapizada en piel de color verde aceituna. No sabíamos quién era el. Tampoco se presentó.


-          La señora Anne fue rescatada en alta mar a 200 millas al norte de Tenerife por un buque portugués que hacía la ruta Lisboa cabo verde. – Dijo en perfecto castellano.- Jane y yo nos miramos incrédulos pensando que habíamos sido víctimas de una broma pesada.


-          Pero entonces que significa todo esto?- le pregunte.


-          Tengo mis dudas, pero ella dijo en su declaración que su marido había caído al mar. Dio un MAY DAY por radio ya que afirmaba no saber navegar, fue rescatada por el buque portugués y nosotros enviamos a un marinero que trajo el velero a puerto que ella mismo vendió. Después de formalizar los trámites volvió a Gran Bretaña.


-          Si pero no me cuadra.- le dije mosqueado.


-          Le entiendo, pero no podemos hacer nada. Trataremos de contactar con la señora Macperson para devolverle el anillo. Déjennos sus datos y un número de teléfono de contacto y si averiguamos algo se lo haremos saber.


Nos despedimos y salimos de la reunión con cierta frustración, nos sentíamos engañados, pero seguíamos pensando que aquello no tenía sentido, fallaba algo.


-          Vamos olvídalo.- Le dije a Jane- Ya hemos perdido bastante tiempo.


Pero la verdad es que no podíamos olvidarlo.


Volvimos a Valencia en Octubre después de siete meses de navegación. Sobre la mesa había un montón de cartas que mi hermana había depositado en nuestra ausencia. La mayoría eran de bancos.


-          Nos ha escrito Alisson. - le dije a Jane ofreciéndole una carta con el timbre de la reina Elizabeth de Inglaterra evidentemente. Lo di por obvio sin leer el remitente.


-          Es de Anne Caroline Demprey.- Me dijo Jane, que la sostenía y leía con más detenimiento. Se me pusieron los ojos como platos. Otra vez ella !!. Justo cuando habíamos conseguido olvidarnos del tema y pasar página. Jane abrió la carta y empezó a leerla en voz alta frente a mí, buscando una silla para sentarse, al verla, yo hice lo mismo. Sin dejar de escuchar.


                                                                                    Londres 3 de septiembre de 2015



Estimada pareja.



Después de tantos años, nunca creí que alguien encontrase una de las tres botellas que lance al mar en esos días de desesperación. El consulado Británico de Santa Cruz se puso en contacto con migo y creo que os debo una explicación.



Pasado el cabo de san Vicente rumbo a Madeira, el tiempo empeoro, George había planeado tirarme al mar aprovechando el mal tiempo, alegando un descuido por mi parte, lo utilizaría como coartada. Sería difícil no creerle, estos accidentes ocurren constantemente. En cierto modo yo me lo figuraba, por ello siempre estaba atenta, para que él no me cogiera por sorpresa. Infravalore a mi marido cuando lo vi apuntándome con una pistola. ¿De dónde la había sacado?. Las olas de través mecían el barco con brusquedad, pero él seguía apuntándome. No lograba gobernar el barco, así que puso el piloto para tener las manos libres y poder disparar. Entonces vi que no se trataba de una pistola convencional, era la pistola que usamos para disparar las bengalas. Sonó la detonación y la bengala no me impacto, paso rozándome el cuello. El propio retroceso del disparo hizo que George perdiese el equilibrio que junto al balanceo del barco hizo que él mismo cayese al mar. Yo estaba muy aturdida y asustada.


Tarde mucho en reaccionar, cuando lo logre, el velero ya se encontraba lejos del punto de caída, no lograba verlo. Fue cuando active el May day para que alguien nos rescatara. Los servicios de rescate peinaron la zona durante tres días sin éxito. Fui rescatada por un barco portugués, el resto ya lo conocéis.


No quise contarle a la policía lo que de verdad ocurrió, ni lo de la infidelidad. Solo dije que había caído al mar por el temporal. A mi vuelta a Inglaterra recupere mi apellido de soltera. Quería empezar una vida nueva. Estoy segura de que lo entenderéis.


Me complace que os quedéis mi anillo, yo no sabría qué hacer con él.


                                                                                     Atentamente        Anne.


Jane giro el sobre y sobre la palma de su mano se posó el anillo.


-          Que piensas hacer ?.  Le pregunte


-          Creo que me lo voy a quedar en su recuerdo. Y se lo inserto en el dedo.


A fecha de hoy lo sigue llevando.


                                                                        FIN


                                                          
















miércoles, 10 de enero de 2018




MI MARIDO ME ENGAÑA

                                                           Por Joaquin Verdeguer. Basado en hechos reales.


Conocí a Vicente en el 2000, Un hombre bajito lleno de vitalidad que gesticulaba más que un molino de viento. Se dedicaba a la compraventa de barcos. En una ocasión, sabiendo que yo andaba buscando un velero, me pregunto si quería acompañarlo hasta Marsella. De ese modo él no viajaba solo y yo podría aprovechar y ver alguna oportunidad.

Yo no encontré nada que se adaptara a mi escaso presupuesto, pero Vicente si encontró lo que buscaba, opto por volver con el velero y llevarlo hasta Alicante donde estaba su cliente. Yo por no volver con el tren, decidí acompañarlo de vuelta y navegar con aquel 28 pies.

A las pocas horas de haber zarpado, nos alcanzó una fuerte lluvia, que me dejo empapado al poner dos rizos en la mayor. Uno de mayo y sin embargo estaba tiritando, Vicente puso piloto y nos refugiamos en el interior, me quite parte de la ropa y me cubrí con una manta medio roída. Vicente preparo café con destreza de funambulista para que entrara en calor. Todo olía a café, uno se sentía como en casa mientras las olas lamian la cubierta y el viento jugaba entre la jarcia. Pese a la incómoda singladura Vicente sonreía y se le veía feliz. Doblando el cabo de Rosas el viento amaino y la mar empezó a quietarse. Salimos a cubierta agradeciendo el aire fresco y quedamos en la diminuta bañera. Yo seguía envuelto en la manta como royito de primavera, Vicente no paraba de contarme anécdotas de su juventud, como conoció a Marta su esposa, lo felices que fueron, la llegada de David y de Ana sus hijos y lo bien que lo pasaban a bordo de su velero MATILDA  con los niños saltando desde la proa. Le brillaban los ojos, sus palabras estaban llenas de vida, de satisfacción por el tiempo consumido, me transmitía felicidad y yo me alegraba por él. Se notaba que era un hombre libre de malos pensamientos, que disfrutaba de su entorno. Pasar las horas a su lado escuchándole me reconfortaba más que el propio café matutino. Al llegar al Hospitalet del infante el fuerte Cierzo  con 90/100 km/h. Unos 50knt nos impidió cruzar el delta. Vicente decidió entonces hacer entrada en puerto, a palo seco, el velero daba unos tremendos pantocazos y a todo motor apenas avanzábamos un nudo. Por la noche calmó y decidimos continuar nuestra singladura, Vicente llamo a su mujer para contarle lo sucedido y que tardaríamos un día más en llegar a valencia, ella parecía acostumbrada  a lo inesperado, a los retrasos, a los caprichos de Poseidón. Un día en una cena entre amigos, Marta le contaba a su amigo Valentín (Valentín era sargento de la guardia civil, íntimo amigo de Vicente, habían estudiado juntos en el colegio).

-          Sabes ?  Vicente cuando tiene un hueco sale a navegar, incluso de noche. Si tiene el día libre, sale a navegar. MI MARIDO ME ENGAÑA CON BARCOS !!!.

Aquella frase me hizo reír y quedo bien gravada en la memoria. Llegamos bien entrada la noche a Valencia y después de despedirnos prometimos seguir en contacto. Coincidimos varias veces, nos veíamos en el club náutico y de vez en cuando nos tomábamos una cerveza juntos. Pasaron los años y los encuentros se fueron reduciendo, no por desinterés mas bien porque nuestras vidas iban cambiando, yo me fui a vivir a Londres.

Esta mañana por casualidad lo he vuelto a ver, en el espigón sur, mirando en el horizonte, quieto. Lo he reconocido inmediatamente, con su infatigable parca, su gorra de marinero azul cobalto y las piernas abiertas como buen marinero.

-          Vicente !!  le he gritado dándole un fuerte abrazo.

Pero Vicente apenas ha reaccionado, me ha mirado con sus ojillos lagrimosos, y me ha preguntado quien era, al principio he pensado que no me había reconocido, pero después de cruzar cuatro palabras he descubierto que parte de su alma ya no estaba aquí. Me ha sonreído mirándome, quizás tratando de entender, le temblaba la barbilla y sus ojos se humedecían, volviendo la mirada al mar. Solo me ha dicho una palabra. MATILDA.

                                                                                   FIN

lunes, 1 de enero de 2018


CENAMOS A LAS 10 


                                                                                                                           Por Joaquin Verdeguer


Hace unos días salimos a cenar con unos amigos que a su vez venían con otros amigos, una pareja agradable que nos querían conocer. Habían sabido de la construcción del barco, pero sobre todo porque empezaban en el mundo de la vela. Ella, más escrupulosa quería un mega yate y vivir la vida marinera al estilo Hollywood. El, más aventurero quería una vida bohemia. Yo pensé que estaban un poco verdes y lejos de la realidad, se notaba que no visualizaban el mismo árbol.

Este tipo de proyecto de vida ofrece mucho, pero con la misma fuerza exige. No suelo tomar las decisiones a la ligera y si me entrego en un proyecto lo hago apasionadamente y con determinación. Tome la decisión en un momento de mi vida en el que era necesario un cambio. No siempre los cambios son sencillos, generan confusión, duda he incluso miedo. Pero también es una parte interesante de la vida, implica superación y si se hace con destreza se llega al final con su consabido premio. Afrontar un proyecto de este calibre en soledad asusta pero también atrae, fortaleciéndote en cada parámetro. La ventaja de tomar las decisiones en soledad es que te permiten ganar tiempo.

Se sorprendieron al saber que no existe el aburrimiento, dudando que tras tantas horas en la mar si uno quiere un buen trimado no hay descanso, la actividad es permanente y nunca estas solo, te acompaña la mar, la brisa, las aves, las ballenas, los delfines. Estas en comunión con la vida, la naturaleza y tu barco. No necesitas nada más, plenitud es el sentimiento, intensidad y harmonía, tan cerca de todos los elementos. La mayor tristeza no es estar solo, es no poder compartir tanta belleza, tanta pasión.

En alta mar la soledad quiere conocer tus límites en estado puro. Te puedes sorprender de las cosas y momentos que eres capaz de resolver, más de lo imaginable. Afrontar la dificultad cuerpo a cuerpo te permite descubrirte a ti mismo, te ofrece la esencia. La soledad en este estado es incluso una terapia. Descubres la verdad de tu entorno para poder apreciar mejor tu propia existencia, tu vida y tus amigos. Es de la misma forma que la música se aprecia con el silencio, que la vida se aprecia con la soledad. Uno gana confianza en sí mismo, pero como todo en la vida, hay que querer. Y para querer, hay que tener madera. Y en el bosque no todo son robles.