lunes, 5 de septiembre de 2016

MAYDAY

                                                                            Hecho real Por Joaquin Verdeguer


Lanzar un Mayday es algo que ningún navegante desea, significa que todo está perdido y la desesperación se ha presentado en cuerpo y alma. Los motivos pueden ser tan surtidos como gama de colores unos 10.000 por decir algo. Pero si la situación es tan grave y puedes lanzar un Mayday estas de suerte.  Si, puede parecer irónico pero no lo es, por que en este caso la tripulación no pudo ni tan siquiera lanzar un Mayday. La radio no estaba operativa, por consiguiente no podían lanzar señales de radio.
Habíamos salido del RCNV con un poniente de 25Kn mar plana y todo el trapo en la perilla, el velero a 9,2KN de velocidad navegaba orgulloso y estable, henchido rumbo a Cullera. https://www.youtube.com/watch?v=9SkbyQ4mRSU. Pasado el mediodía, faltando unas cuatro millas para la bocana, vemos en el horizonte una pequeña barca que nos saluda. Por la forma de la barca deduzco que es nuestro amigo Joan que al reconocer el Pangea nos hace saludos. El tiene su base en Cullera. De modo que decidimos cambiar de rumbo y dirigirnos hacia ellos y saludarlos. Apenas a una milla de distancia descubro que el casco no es rojo si no azul cobalto, de modo que no es nuestro amigo Joan y opto por volver. Al modificar el rumbo de nuevo, los de la barca todavía agitan mas los brazos y proliferan  gritos que no oímos por el viento, pero los saltos que dan en la barca no demuestra que nos saludan, más bien quieren llamar la atención. Deduzco que algo va mal y nos acercamos lentamente. Mar adentro las olas ya son considerables para una embarcación de 4 mt de eslora y 25 Kn de viento con fuerza 5. Les lanzamos un cabo pero están tan nerviosos que no se hacen con él, la barca con ese mar no les ofrece mucha estabilidad. Les hago un gesto para que se tranquilicen y les explico que vamos a arrastrar una maroma y dar varias vueltas alrededor de su barca hasta que al cerrar el círculo ellos queden dentro y así cazar la maroma que les oprime. Han entendido la maniobra y todo sale a la perfección, la hacen firme a la cornamusa de babor y les aconsejo que la hagan firme a las dos cornamusas ya que en una tensión o pantocazo, la cornamusa puede ceder y hacerles un roto en la fibra con la consiguiente pérdida de arrastre. En menos de una hora estamos entrando en la bocana, el río Júcar nos ofrece protección. Los pescadores del ribazo nos miran con curiosidad pero no con sorpresa, me imagino que no es la primera vez que han visto algo similar. Ya avanzada la tarde, consiguen abarloarse al malecón, nosotros hacemos lo mismo un poco más arriba ya en el Club Náutico de Cullera. Pocos minutos después vienen para darnos las gracias y nos cuentan lo sucedido.


Habían salido a pescar de madrugada, tirando el ancla a unas 4 millas de la costa. Después de finalizar el bocadillo del almuerzo y ya el sol en el zenit deciden levantar el fondeo y volver. Pero el molinete les hace problemas y se quedan rápidamente sin baterías. Al parecer el alternador no carga con la suficiente respuesta o no funciona del todo bien. Finalmente consiguen subir el ancla a bordo pero la distracción y el esfuerzo les consume un tiempo preciado y se van alejando de la costa sin ellos darse cuenta, el poniente hace su trabajo. Al intentar poner el motor en marcha la batería esta tan baja que no consiguen arrancar el motor, el cual  ni ronronea. Tendremos que avisar a la guardia costera o algún barco que pase cerca deciden, pero la radio con tan poca batería tampoco quiere trabajar, pero no esta todo perdido, tienen sus móviles a mano, ese gran invento y llaman a la familia para explicar la situación. Desgraciadamente tan lejos de la costa ya no hay cobertura. El pánico se apodera de ellos, pues cada vez están mas lejos de la costa, el poniente los lleva mar adentro, salvo que un barco los intercepte. En unas horas sera de noche y quien sabe donde aparecerán al alba.

                                                                           FIN

viernes, 2 de septiembre de 2016

GOYA


                                                        Basado en un hecho real por Joaquin Verdeguer

Que hace un policía cuando al inspeccionar un barco se encuentra con una foto del Rey Juan Carlos I con el armador del barco  ?.  Pues se da la vuelta y sale del barco, cruzando la pasarela con cuidado.  No sea que se caiga al agua y se lo coman los tiburones.

Una buena cena, buena compañía al frescor en la bañera  y el alcohol, son ingredientes peligrosos que pueden detonar en lo más insospechado. El plan era robar un Goya. ( Del pintor Aragonés ) Era un dibujo a mano alzada, un boceto de la obra La aguadora de 1808. Ni me puedo imaginar su valor. 

                             1808-1812 La aguadora. Szépmüvészeti Múzeum (Budapest). 

La tripulación del velero clásico de 60 metros de eslora con bandera italiana llevaba seis meses sin cobrar y en el fulgor de la noche con unas copas de más, nos proponían que robásemos el famoso Goya ( En el enorme salón/biblioteca también había un Picasso, un Miro y dos retratos de Rubens. Y una no insignificante foto del armador con el rey Juan Carlos I.) Entre risas propusimos diferentes planes, algunos bastante exóticos, a lo “misión imposible”. Cuando estás en el extranjero los italianos por su idioma y por su forma de vivir son como  hermanos. Claro que todo aquello no era más que pura especulación y diversión que duro un par de semanas. Unas risas cuando salíamos a cenar con la tripulación de varios veleros. Hasta que la realidad supera a la ficción. Una tarde se lleno la marina de policía, sobrevolaba un helicóptero y varias lanchas rodearon el magnífico velero. Menudo follón !!  Todos preguntaban qué estaba pasando. Hasta que supimos la verdad. El armador,  un conde de cierta sospechosa reputación  que con la crisis había ido a menos,  debido a ciertas malas gestiones que se habían agravado con la situación actual en la vecina Italia, se dedicaba al contrabando de obras de arte. Cómplice de las actuaciones del famoso Erik “el Belga” ( detenido en enero de 1982 en Barcelona) Este armador, por su condición nobiliaria, abusaba de buenas relaciones para mejorar la canalización en la comercialización de obras de arte. Facilitando su sustracción y transporte de forma discreta y sutil. Algunas obras eran de su propiedad y el resto componiendo el conjunto eran exportadas al extranjero ilegalmente. Los cuadros siempre de un altísimo valor eran de tamaño reducido, expuestos sin más en los pasillos,  cabinas, camarotes y salón, formando parte del entorno decorativo del yate.
El nulo control facilita este mecanismo de contrabando. Habitualmente cuando se realizan este tipo de operaciones suele ser por tráfico de drogas, con perros. Y estos no entienden nada de obras de arte.
Según me explicaron,  las obras de arte al no ser  griegas o pertenecientes al estado griego no está castigado como contrabando.  Algunos delincuentes cuando se sienten acorralados, tratan de devolver  o negociar su venta,  haciendo creer que ellos han sido los estafados o victimas de engaño. Denominándose “adquirientes de buena fe”.
                                                                                 FIN