CENAMOS A LAS 10
Por Joaquin Verdeguer
Hace unos días salimos a cenar con
unos amigos que a su vez venían con otros amigos, una pareja agradable que nos
querían conocer. Habían sabido de la construcción del barco, pero sobre todo porque
empezaban en el mundo de la vela. Ella, más escrupulosa quería un mega yate y
vivir la vida marinera al estilo Hollywood. El, más aventurero quería una vida
bohemia. Yo pensé que estaban un poco verdes y lejos de la realidad, se notaba
que no visualizaban el mismo árbol.
Este tipo de proyecto de vida
ofrece mucho, pero con la misma fuerza exige. No suelo tomar las decisiones a
la ligera y si me entrego en un proyecto lo hago apasionadamente y con
determinación. Tome la decisión en un momento de mi vida en el que era
necesario un cambio. No siempre los cambios son sencillos, generan confusión,
duda he incluso miedo. Pero también es una parte interesante de la vida,
implica superación y si se hace con destreza se llega al final con su consabido
premio. Afrontar un proyecto de este calibre en soledad asusta pero también
atrae, fortaleciéndote en cada parámetro. La ventaja de tomar las decisiones en
soledad es que te permiten ganar tiempo.
Se sorprendieron al saber que no
existe el aburrimiento, dudando que tras tantas horas en la mar si uno quiere
un buen trimado no hay descanso, la actividad es permanente y nunca estas solo,
te acompaña la mar, la brisa, las aves, las ballenas, los delfines. Estas en
comunión con la vida, la naturaleza y tu barco. No necesitas nada más, plenitud
es el sentimiento, intensidad y harmonía, tan cerca de todos los elementos. La
mayor tristeza no es estar solo, es no poder compartir tanta belleza, tanta
pasión.
En alta mar la soledad quiere conocer
tus límites en estado puro. Te puedes sorprender de las cosas y momentos que
eres capaz de resolver, más de lo imaginable. Afrontar la dificultad cuerpo a
cuerpo te permite descubrirte a ti mismo, te ofrece la esencia. La soledad en
este estado es incluso una terapia. Descubres la verdad de tu entorno para
poder apreciar mejor tu propia existencia, tu vida y tus amigos. Es de la misma
forma que la música se aprecia con el silencio, que la vida se aprecia con la
soledad. Uno gana confianza en sí mismo, pero como todo en la vida, hay que
querer. Y para querer, hay que tener madera. Y en el bosque no todo son robles.
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