lunes, 1 de enero de 2018


CENAMOS A LAS 10 


                                                                                                                           Por Joaquin Verdeguer


Hace unos días salimos a cenar con unos amigos que a su vez venían con otros amigos, una pareja agradable que nos querían conocer. Habían sabido de la construcción del barco, pero sobre todo porque empezaban en el mundo de la vela. Ella, más escrupulosa quería un mega yate y vivir la vida marinera al estilo Hollywood. El, más aventurero quería una vida bohemia. Yo pensé que estaban un poco verdes y lejos de la realidad, se notaba que no visualizaban el mismo árbol.

Este tipo de proyecto de vida ofrece mucho, pero con la misma fuerza exige. No suelo tomar las decisiones a la ligera y si me entrego en un proyecto lo hago apasionadamente y con determinación. Tome la decisión en un momento de mi vida en el que era necesario un cambio. No siempre los cambios son sencillos, generan confusión, duda he incluso miedo. Pero también es una parte interesante de la vida, implica superación y si se hace con destreza se llega al final con su consabido premio. Afrontar un proyecto de este calibre en soledad asusta pero también atrae, fortaleciéndote en cada parámetro. La ventaja de tomar las decisiones en soledad es que te permiten ganar tiempo.

Se sorprendieron al saber que no existe el aburrimiento, dudando que tras tantas horas en la mar si uno quiere un buen trimado no hay descanso, la actividad es permanente y nunca estas solo, te acompaña la mar, la brisa, las aves, las ballenas, los delfines. Estas en comunión con la vida, la naturaleza y tu barco. No necesitas nada más, plenitud es el sentimiento, intensidad y harmonía, tan cerca de todos los elementos. La mayor tristeza no es estar solo, es no poder compartir tanta belleza, tanta pasión.

En alta mar la soledad quiere conocer tus límites en estado puro. Te puedes sorprender de las cosas y momentos que eres capaz de resolver, más de lo imaginable. Afrontar la dificultad cuerpo a cuerpo te permite descubrirte a ti mismo, te ofrece la esencia. La soledad en este estado es incluso una terapia. Descubres la verdad de tu entorno para poder apreciar mejor tu propia existencia, tu vida y tus amigos. Es de la misma forma que la música se aprecia con el silencio, que la vida se aprecia con la soledad. Uno gana confianza en sí mismo, pero como todo en la vida, hay que querer. Y para querer, hay que tener madera. Y en el bosque no todo son robles.

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