domingo, 9 de septiembre de 2018



POSIDONIA                                          
                                                                                                                            Por joaquin Verdeguer      

Pertenezco a la generación de Spielberg y a su famosa película “Tiburón” que con 16 años me impresiono tanto que de hecho durante muchos años yo no ponía ni los pies en el mar, no me mojaba ni los tobillos. Cuando íbamos los amigos a la playa, ellos se daban el baño y yo custodiaba las toallas y la nevera con el almuerzo. Fue ya con edad avanzada cuando decidí romper con ese pánico y aprender a bucear. Al parecer el capitán Cousteau venció sobre Spielberg.

Hace dos años estuvimos buceando por Tailandia, para mi uno de los mayores paraísos de nuestro planeta. En ko samui hacia muy mal tiempo así que decidimos coger el tren nocturno para llegar a ko chang, la isla elefante. El buceo es extraordinario, aguas claras, corales, mucha fauna de una isla casi virgen. El subconsciente tiene su función y siempre supuse que acabaría mis días atacado por uno de esos tiburones formando parte de esas listas de porcentajes. Sin embargo la vida todavía es más cruel. Hace un año que noto molestias en el lado derecho de mi cabeza, punzadas, frio y calor a la vez. De modo que fui al médico de cabecera, que a su vez me mando al especialista y este pidió un TAC. Se trata de un pequeño gusano (vermis filiae) de apenas 5mm que se ha albergado en mi cerebro, vamos un “ocupa”. No es un caso frecuente pero según el médico ya se están dando varios casos como el mío. La mama gusano pone los huevos en las hojas de Posidonia que quedan prendidos, cuando el gusano sale del huevo, apenas unas micras, este busca protección entrando en agujeros, si tú tienes la desgracia de pasar por ahí en ese momento se instalan en el agujero de tu oreja y van subiendo hasta tu cerebro. Los daños que causa este intruso todavía no están diagnosticados, pero los hay.

Es por eso que os lo cuento, si de pronto hago algo raro o digo cosas sin sentido, o me pongo a hablar tailandés, no me hagáis caso, no soy yo. Tened paciencia. El neurólogo dice que lo mejor en estos casos es que los amigos disimulen tu estado, dándote abrazos e invitándote a comer una buena paellita. FIN

1 comentario:

  1. És que eres original, fins per posar-te mal. Que no siga res i que t'ho solucionen.

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