jueves, 6 de agosto de 2015

CRUZANDO EL ATLANTICO

                                                                CRUZANDO  EL ATLÁNTICO
Basado en un hecho real  por Joaquin Verdeguer

Tras largos años cruzándose y saludándose por los pantalanes, decidieron como regalo de su jubilación reunirse para cruzar el atlántico, proeza que muchos codician. Para no generar interferencias y duplicidades, cada uno de ellos se dedicaría a un apartado en las labores del velero propiedad de José por reunir las mejores condiciones de crucero. José, debía de designar la ruta a tomar respecto a los alisios y al gobierno del velero. Antonio se dedicaría a la radio y el sistema eléctrico. Pablo a la intendencia y Vicente a la logística.
Llego el día D. Todo quedo bien pertrechado y trincado, los víveres en la sentina y el humor bien alto. La travesía desde Valencia a las islas Canarias y posteriormente Cabo verde pasaron sin incidencias.
Habían calculado once días de navegación desde Cabo verde a las costas de Brasil, de modo que con los 240L de diésel que llevaba el 42 pies de José era suficiente para las pocas maniobras de atraque en puerto, de los que ya habían consumido 80L en las Canarias y Cabo verde. Tampoco se considero llenar el barco de víveres ya que la travesía iba a ser corta y las frutas y verduras se pasan y deterioran con rapidez.
Por fin llego el día de la partida desde el puerto de Praia en la isla de Santiago de Cabo verde, el ambiente era bueno, así como el humor entre los compañeros ya curtidos desde su salida en España.
Tomaron rumbo al oeste cayendo al sur buscando los alisios con la desgracia de quedar atrapados en la zona de calmas ecuatoriales, vulgarmente llamados DOLDRUMS  del ingles dold = estúpido, rum = rabieta infantil. Lo que conseguían avanzar de día lo perdían de noche con la contracorriente ecuatorial. Pasaron varios días confiados en que su suerte cambiaría de un momento a otro, sin embargo los ánimos empezaron a hacer mella entre ellos y las discusiones se hicieron patentes, era fácil echarle la culpa al capitán José por haber tomado un rumbo demasiado sur. Entre discusión y discusión los víveres y el agua empezaron a menguar y las discusiones se trasladaron a Pablo por no haber cargado mas víveres. Tras dos semanas de flotar en la nada, las discusiones generaban tal consumo de energía que optaron por separarse y ocupar cada uno de ellos un lugar en la embarcación, no se hablaban, no se alimentaban y ya ni intentaban pedir socorro por la radio, el siguiente paso era el CANIBALISMO. Un mes después de la partida cuando llevaban dos semanas sin comer un buque los vislumbro y se acerco ya que no contestaba a las señales, una vez abarloados subieron a inspeccionar la nave, allí estaban los cuatro, cada uno en un camarote, en posición fetal, moribundos, no los pudieron levantar pues sus músculos se habían anquilosado, los transportaron con mantas al buque y atendieron de máxima urgencia. Una semana después a bordo del VELASCO llegaron a Recife-Brasil, sanos y salvos. El velero fue abandonado y cada uno de ellos opto por un vuelo de regreso a España. Pasar página al sueño que se convirtió en pesadilla y que les podría haber causado la muerte.


En mi opinión es de obligada lectura el libro del médico y navegante francés ALAIN BOMBARD,  titulado NAUFRAGO VOLUNTARIO.


                                                                              FIN