domingo, 28 de septiembre de 2014

LA SEPIA


                                                         La sepia

                                                                               Cuento por Joaquin Verdeguer
 

10 de agosto, ni las chicharras se atrevían a provocar su acostumbrado sonido. Silencio, ni un zumbido. Helios quería fundir la tierra, era un calor terrible, la mismísima caldera de Pedro Botero tan asfixiante que no se podía respirar.
Decidí tirarme al agua arpón en mano y hacer lo que hacemos los depredadores. La sensación del agua me apaciguo, hizo que mis músculos y todo yo se relajara. Todavía los rayos del sol se reflejaban en el fondo marino auscultando de forma armónica cada grano de arena.
 
 

Súbito apareció ante mí una mancha oscura y apunte con mi arpón cuando oí.

-          No me mates por favor !!

Pensé que solo era fruto de mi imaginación.

-          No me mates por favor !!

-          Quien me habla ? - me dije

-          Soy yo, la sepia.

-          Y porque no he de matarte ?

-          Porque si me matas mi dios te castigara ! – me dijo fijamente a los ojos

-          Pero tú tienes un dios ?  - dije atónito

-          Pues claro ! – me dijo orgullosa de si

-          Y como es tu dios ? – le pregunte

-          Mi dios es como yo, pero en vez de tener un aguijón, tiene dos.

Me quede pensativo y desconcertado, cuando volví en mi ya no estaba.

                                                                   FIN


11 BEAUFORT


                                                          11 BEAUFORT

                                                                                                      Por  Joaquin Verdeguer

Creta es una isla que me causo gran sensación por su belleza, su naturaleza plagada de contrastes  es como un continente en miniatura. Sus cumbres nevadas en pleno centro del mediterráneo impactan, acompañado de acantilados y simas, toda una demostración de la fuerza de la naturaleza. Precisamente ese contraste de 2400m de altura reducido a cero en apenas 20km es lo que le otorga al marinero uno de los lugares más peligrosos por su espontaneidad climatológicamente hablando, Creta por su ubicación en el mediterráneo recibe en verano el temido Meltemy en su cara norte y este, sin embargo recibe en invierno tremendos temporales que vienen cargados de tormentas del sur, por el oeste recibe los temporales que descienden del mar Jónico con virulencia, es decir, que no se salva de los embistes del mar, Poseidón y Eolo cargan contra esa muralla en medio del mediterráneo como si de las murallas de Troya se tratara.

 

 

Domingo 27 de Abril son las 8h de la mañana, hace un día estupendo, tranquilo y soleado. Dentro del puerto veneciano medieval de Hania no se ve un alma, la noche fue larga para los transeúntes que disfrutan de las terrazas del puerto repleto de bares y restaurantes. Es común en Grecia a la hora de amarrar tirar el ancla y todo atrás pasando la maroma por cornamusa a la anilla deteriorada del pantalán, como todo barco realiza la misma operación, no es anormal que dichas anclas estén cruzadas, ese día no era la excepción pero como ya estamos acostumbrados y conocemos la maniobra, salimos del puerto sin más contratiempo. Apenas una ligera brisa 6 nudos de viento, inútil sacar las velas, decidimos seguir a motor, alcanzando el acantilado de Stavros, Eolo se anima y alcanzamos los 10 nudos subimos la mayor para compensar pero seguimos a motor ya que nuestro rumbo no ayuda y parte del viento es aparente.

 

11 am. Pasada la península de Akrotiri, se desdibuja en el horizonte una franja oscura que amenaza lluvia, en pocos minutos pasa de gris a un azul muy oscuro, sin embargo seguimos con un día soleado ya que las nubes formadas vienen del oeste, con rumbo a Rethimno nada aparenta un progreso de la tormenta, considerando que todo quedara atrás, sin más, ¡falso! La enorme capa pronto vela el sol que queda tamizado y desaparece, el viento sube a 20 kn apenas unos minutos y son 30 kn bajamos la mayor, esto no pinta nada bien pues los primeros rayos y truenos se oyen en las inmediaciones, apenas han transcurrido unos minutos y ya son 40 kn una cortina de lluvia impide ver la isla, pero tenemos la esperanza de que la tormenta siga en la línea de la costa y no venga hacia nosotros, ya que hemos cambiado el rumbo alejándonos de la costa lo máximo posible puesto que todos los peligros de un barco están en ella. La tormenta coge unas dimensiones desproporcionadas, 50 kn todo esta blanco y gris quedamos atrapados en un ente confuso, no llueve de arriba a abajo el agua viene de todos los lados nos azota con dolor la cara, miro el anemómetro, marca 64 kn el agua a nuestro alrededor parece hervir, el viento es tan violento que incluso no deja crecer la ola que no tiene tiempo de formarse, afortunadamente Pangea mantiene una estabilidad increíble, parece como si nada sucediera cuando de repente un pájaro se posa en la mesa de la bañera pidiendo refugio y protección, llueve con tal fuerza y virulencia que el pobre pájaro podría ser golpeado al mar, nos mira temblando moviendo ligeramente las alas, nosotros lo miramos atónitos sin atrevernos a movernos por no asustarlo, gris marrón oscuro con pinceladas amarillas y un enorme bigote o pelos que le salen de su pico, no consigo apartar la mirada de tan desprotegida criatura pues no sé quién de los dos esta mas asustado. Los rayos caen cerca, un Zeus cabreado pasa por la vera, nosotros decidimos seguir gobernando el barco desde el interior ya que apenas dos años atrás nos alcanzo un rayo en la isla de Corfu y no queremos quedar electrocutados. A pasado menos de una hora y oímos como la tormenta se aleja, entre el rayo y el trueno podemos contar hasta 5… es buena señal, el viento amaina pero la lluvia sigue muy intensa, no se ve absolutamente nada, las enormes gotas golpean con furia, más que gotas parecen canicas, no recuerdo cuanto tiempo paso, tampoco se me ocurrió hacer fotos para inmortalizar esa fracción de angustia, la tormenta cede casi de la misma forma en que apareció, descalza y sin ruido, lejos quedan los rayos y los truenos que persiguen la costa hacia el este. Salimos a cubierta y nuestro compañero de viaje emprende el vuelo dando dos vueltas alrededor del barco piando, como si quisiera darnos las gracias, la calma vuelve a ser la protagonista y delante de nosotros vemos el puerto de Rethimno.

 




16 pm  la bocana se difumina entre la costa; una ola cruzada queda resacosa del temporal , lentamente se va perfilando la ciudad que empieza a brillar por los primeros rayos del sol que aparecen en lo alto entre los cumulonimbos y los nimbostratos, unos pescadores nos señalan un lugar para amarrar en el pantalán y preparamos la maniobra para quedar abarloados. Una sensación de fatiga y de satisfacción nos invade, bueno habrá que preparar algo para comer.
 
                                                                                  FIN