domingo, 24 de diciembre de 2017


Yo hablo con mi barco   


                                                                                                                                Por Joaquin Verdeguer


Hace apenas unas semanas estuve leyendo una autobiografía de Janne Grégoire y de Ellen MacArthur. Decían que en ciertos momentos de sus travesías ellas hablaban con su barco, como si fuera un secreto o algo irracional. Que tiene de raro?  Yo hablo constantemente con el mío, de lo más normal. Tenemos unas conversaciones que fluctúan en lo íntimo, en la desnudez, sin tabús, sin mentiras. Una relación pura de padre a hijo. De amigo a amigo. De amante. No escondemos nuestros sentimientos. Mi barco conoce todos mis secretos y yo conozco todos los suyos. Me ha visto reír de gozo, tras superar una difícil prueba. Me ha visto sonreír al vislumbrar tierra en el horizonte tras un largo periplo. Me ha visto llorar de alegría y emoción al despuntar un bello amanecer venciendo la noche tormentosa. Que estoy loco ?. Bendita locura. Porque no voy a ceder. Mi barco es mi mejor amigo, nunca me decepciona. Siempre se preocupa de mí, acompañándome a los destinos  más inverosímiles, juntos, codo a codo.  Lee mi mente, fiero, elegante, noble y campechano a la vez como un padrino llevándote al altar. Siempre al pie del cañón.  Porque es cierto, los barcos aguantan más y mejor que las personas.  Pero no se lo digáis a nadie probablemente no lo entiendan.