viernes, 12 de agosto de 2022

 

 

 

EL PEZ

                                               Por Joaquín Verdeguer

Un día, un pez de una pecera se pavoneaba ante los otros peces, se sentía orgulloso era el más guapo y el más grande. No hacía más que ir de un lado al otro de la pecera haciendo posturitas y marcando pecho, el resto de peces lo observaban en silencio siendo conscientes de su condición.

-             - ¡Miradme! que guapo soy - les decía – ya sé que me tenéis envidia, porque soy el más        grande y el más fuerte.

Por la tarde al cambiar la luz de la sala, el pez se dio cuenta de que había otra pecera justo en frente con un bogavante y varios pulpos. El bogavante relucía con su caparazón de color cobre rojizo, el pez se sintió celoso he increpo al bogavante. El bogavante que era de la misma estirpe y que a su vez se sentía el más guapo de su pecera, no dejaba de meterse con los pulpos.

-            - ¿Cómo podéis ser tan feos con esos largos dedos y esa piel tan rasposa? ¡Miradme a mí! Mirad que delicia de pinzas, mirad mi caparazón dorado. - Los pulpos se camuflaban e intentaban pasar desapercibidos.

-               -   ¡He pez, que miras! ya quisieras tu tener una finas patas como las mías.

-          -   No digas tonterías bogavante, mira mi lomo plateado. Además yo soy el más guapo y el más grande de mi pecera.

-         -   Bueno no me importa – le contesto el bogavante – ¡yo soy el más hermoso de todas las peceras!

En ese momento una mano cogió al pez y otra al bogavante. A los pocos minutos estaban con la boca abierta, en un bello plato rodeados de fresca lechuga y una salsa muy aromática.

                                                 FIN

                                                                         

lunes, 1 de agosto de 2022

 



EL FONDEO      por Joaquín Verdeguer

Tengo que reconocer que algunas marinas son tan acogedoras y agradables que solo con el hecho de estar en bañador en la bañera o en cubierta con un buen libro y su correspondiente refresco sintiendo la brisa y el suave chapoteo del mar, me es suficiente antídoto como para soportar el estrés del trabajo o del mundanal ruido existencial de la ciudad. Así que no me veo con la obligación de estar constantemente navegando con su consiguiente fondeo. También tengo que admitir que el mundo de la náutica no es el de hace veinte años atrás, a fecha de hoy el respeto, la camaradería y la educación están como el lince ibérico en completa vía de extinción.

Hace unos días salimos a navegar por la isla y decidimos fondear en una hermosa playa al sur, de fina arena y aguas cristalinas que en el horizonte ofrecía tonos turquesa, idílico. Imaginad el gozo de estar además completamente solos preparados para ver el atardecer, cuando llego un catamarán repleto de carne gritando y bailando a ritmo de lo que actualmente llaman reguetón, el ruido era espantoso, destrozaba el bello paisaje de la playa con sus dunas de oro y el agua del mar se convirtió en vino al igual que en Canaán. Pero no os lo perdáis con lo grande y extensa que era la bahía, al capitán de dicho artilugio flotante, solo se le ocurrió echar el ancla a dos esloras de nuestro sufrido velero. Me levante de la bañera crispado  haciéndole gestos al capitán con cara de “enortao  que tuviera un mínimo de decencia y dignidad hacia los demás. Tras el poco éxito conseguido más bien nulo y con la juerga desenfrenada subiendo como el precio de la gasolina, no me quedo más remedio que vestirme con mi traje de buceo alicates en mano y buscar su ancla. Acto seguido el grillete se soltó, eso sí, ayudado por el espíritu santo dejando el catamarán a la deriva. No os puedo decir como acabo la cosa porque después de quitarme el traje de buceo nos fuimos de la idílica bahía.

Definición de “enortao”: engendro de aspecto humanoide, descerebrado de gesto lento con pocas entendederas. Puede ir solo o en grupo, se le reconoce fácilmente por tener la boca abierta y los ojos juntos, se expande en pandemia por todo el planeta. No existe vacuna.