MAYDAY
Hecho real Por Joaquin Verdeguer
Lanzar un Mayday es algo que
ningún navegante desea, significa que todo está perdido y la desesperación se
ha presentado en cuerpo y alma. Los motivos pueden ser tan surtidos como gama
de colores unos 10.000 por decir algo. Pero si la situación es tan grave y
puedes lanzar un Mayday estas de suerte.
Si, puede parecer irónico pero no lo es, por que en este caso la
tripulación no pudo ni tan siquiera lanzar un Mayday. La radio no estaba
operativa, por consiguiente no podían lanzar señales de radio.
Habíamos salido del RCNV con un
poniente de 25Kn mar plana y todo el trapo en la perilla, el velero a 9,2KN de
velocidad navegaba orgulloso y estable, henchido rumbo a Cullera. https://www.youtube.com/watch?v=9SkbyQ4mRSU.
Pasado el mediodía, faltando unas cuatro millas para la bocana, vemos en el
horizonte una pequeña barca que nos saluda. Por la forma de la barca deduzco
que es nuestro amigo Joan que al reconocer el Pangea nos hace saludos. El tiene
su base en Cullera. De modo que decidimos cambiar de rumbo y dirigirnos hacia
ellos y saludarlos. Apenas a una milla de distancia descubro que el casco no es
rojo si no azul cobalto, de modo que no es nuestro amigo Joan y opto por
volver. Al modificar el rumbo de nuevo, los de la barca todavía agitan mas los
brazos y proliferan gritos que no oímos
por el viento, pero los saltos que dan en la barca no demuestra que nos
saludan, más bien quieren llamar la atención. Deduzco que algo va mal y nos
acercamos lentamente. Mar adentro las olas ya son considerables para una
embarcación de 4 mt de eslora y 25 Kn de viento con fuerza 5. Les lanzamos un
cabo pero están tan nerviosos que no se hacen con él, la barca con ese mar no
les ofrece mucha estabilidad. Les hago un gesto para que se tranquilicen y les
explico que vamos a arrastrar una maroma y dar varias vueltas alrededor de su
barca hasta que al cerrar el círculo ellos queden dentro y así cazar la maroma
que les oprime. Han entendido la maniobra y todo sale a la perfección, la hacen
firme a la cornamusa de babor y les aconsejo que la hagan firme a las dos
cornamusas ya que en una tensión o pantocazo, la cornamusa puede ceder y
hacerles un roto en la fibra con la consiguiente pérdida de arrastre. En menos
de una hora estamos entrando en la bocana, el río Júcar nos ofrece protección.
Los pescadores del ribazo nos miran con curiosidad pero no con sorpresa, me
imagino que no es la primera vez que han visto algo similar. Ya avanzada la
tarde, consiguen abarloarse al malecón, nosotros hacemos lo mismo un poco más
arriba ya en el Club Náutico de Cullera. Pocos minutos después vienen para
darnos las gracias y nos cuentan lo sucedido.
Habían salido a pescar de madrugada, tirando el ancla a
unas 4 millas de la costa. Después de finalizar el bocadillo del almuerzo y ya
el sol en el zenit deciden levantar el fondeo y volver. Pero el molinete les
hace problemas y se quedan rápidamente sin baterías. Al parecer el alternador
no carga con la suficiente respuesta o no funciona del todo bien. Finalmente
consiguen subir el ancla a bordo pero la distracción y el esfuerzo les consume
un tiempo preciado y se van alejando de la costa sin ellos darse cuenta, el
poniente hace su trabajo. Al intentar poner el motor en marcha la batería esta
tan baja que no consiguen arrancar el motor, el cual ni ronronea. Tendremos que avisar a la
guardia costera o algún barco que pase cerca deciden, pero la radio con tan
poca batería tampoco quiere trabajar, pero no esta todo perdido, tienen sus
móviles a mano, ese gran invento y llaman a la familia para explicar la
situación. Desgraciadamente tan lejos de la costa ya no hay cobertura. El
pánico se apodera de ellos, pues cada vez están mas lejos de la costa, el poniente
los lleva mar adentro, salvo que un barco los intercepte. En unas horas sera de
noche y quien sabe donde aparecerán al alba.
FIN
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