viernes, 2 de septiembre de 2016

GOYA


                                                        Basado en un hecho real por Joaquin Verdeguer

Que hace un policía cuando al inspeccionar un barco se encuentra con una foto del Rey Juan Carlos I con el armador del barco  ?.  Pues se da la vuelta y sale del barco, cruzando la pasarela con cuidado.  No sea que se caiga al agua y se lo coman los tiburones.

Una buena cena, buena compañía al frescor en la bañera  y el alcohol, son ingredientes peligrosos que pueden detonar en lo más insospechado. El plan era robar un Goya. ( Del pintor Aragonés ) Era un dibujo a mano alzada, un boceto de la obra La aguadora de 1808. Ni me puedo imaginar su valor. 

                             1808-1812 La aguadora. Szépmüvészeti Múzeum (Budapest). 

La tripulación del velero clásico de 60 metros de eslora con bandera italiana llevaba seis meses sin cobrar y en el fulgor de la noche con unas copas de más, nos proponían que robásemos el famoso Goya ( En el enorme salón/biblioteca también había un Picasso, un Miro y dos retratos de Rubens. Y una no insignificante foto del armador con el rey Juan Carlos I.) Entre risas propusimos diferentes planes, algunos bastante exóticos, a lo “misión imposible”. Cuando estás en el extranjero los italianos por su idioma y por su forma de vivir son como  hermanos. Claro que todo aquello no era más que pura especulación y diversión que duro un par de semanas. Unas risas cuando salíamos a cenar con la tripulación de varios veleros. Hasta que la realidad supera a la ficción. Una tarde se lleno la marina de policía, sobrevolaba un helicóptero y varias lanchas rodearon el magnífico velero. Menudo follón !!  Todos preguntaban qué estaba pasando. Hasta que supimos la verdad. El armador,  un conde de cierta sospechosa reputación  que con la crisis había ido a menos,  debido a ciertas malas gestiones que se habían agravado con la situación actual en la vecina Italia, se dedicaba al contrabando de obras de arte. Cómplice de las actuaciones del famoso Erik “el Belga” ( detenido en enero de 1982 en Barcelona) Este armador, por su condición nobiliaria, abusaba de buenas relaciones para mejorar la canalización en la comercialización de obras de arte. Facilitando su sustracción y transporte de forma discreta y sutil. Algunas obras eran de su propiedad y el resto componiendo el conjunto eran exportadas al extranjero ilegalmente. Los cuadros siempre de un altísimo valor eran de tamaño reducido, expuestos sin más en los pasillos,  cabinas, camarotes y salón, formando parte del entorno decorativo del yate.
El nulo control facilita este mecanismo de contrabando. Habitualmente cuando se realizan este tipo de operaciones suele ser por tráfico de drogas, con perros. Y estos no entienden nada de obras de arte.
Según me explicaron,  las obras de arte al no ser  griegas o pertenecientes al estado griego no está castigado como contrabando.  Algunos delincuentes cuando se sienten acorralados, tratan de devolver  o negociar su venta,  haciendo creer que ellos han sido los estafados o victimas de engaño. Denominándose “adquirientes de buena fe”.
                                                                                 FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario