sábado, 29 de noviembre de 2014

EL PELOPONESO


NAVEGANDO EL PELOPONESO

                                                                                                                           Por Joaquin Verdeguer

Neso en griego significa isla,  Isla de Pélope, al parecer un héroe mitológico. Sus primeros pobladores fueron los Egeos 2600 Ac. Por lo que se le otorga el nombre al mar en su vertiente este. En el 2000 Ac la poblaron los Jonios, nombre del mar en su vertiente oeste. La isla sigue siendo muy rural y prácticamente vive de la agricultura y de los pastos de ovejas. Su  orografía es muy accidentada e influye mucho en su navegación. Navegar el Peloponeso puede no ser reconfortante ya que se forman fuertes tormentas en breve de fuerza 7-8 Beaufort, sobre todo en invierno por los vientos cálidos que provienen de África. En verano los vientos dominantes son del NW más suaves, aunque no dejan de ser traicioneros. Existen puertos y marinas cada 40 millas aproximadamente, lo que permite hacer días de navegación con resguardo. Los puertos son muy básicos sin agua y sin luz y en el caso de no poderse abarloar, la técnica es tirando el ancla y afirmarse al pantalán con dos líneas a los noray o simples anillas roídas por la oxidación. Sistema muy cotidiano en Grecia por no gozar de mucha infraestructura, claro está que el precio es muy simbólico para un barco de 15m se pagan 6€.

 
Pero no solo el Peloponeso es interesante de navegar por la belleza de sus costas repletas de bellas playas y calas de arena, valles frondosos de olivos y planicies de viñedos, sino que también alberga un sinfín de antiguas ciudades que en su día hicieron historia, y de la cual dependemos en su tradición y cultura tanto histórica como gastronómica.

 
Katakolon es un pequeño pueblo que vive inmerso en la tranquilidad, salvo en verano en el que su puerto alberga grandes cruceros que vienen a visitar la ciudad de Olimpia (origen de los juegos olímpicos 776 Ac). Un pequeño andén junto al quiosco, permite coger el tren que transporta a los turistas a la ciudad de Olimpia en tan solo 30 minutos. El museo de Olimpia alberga grandes e importantes piezas arqueológicas en buen estado de conservación, vasijas, yelmos, numismática, joyas.



 
Más al sur se encuentra el puerto de Kiparissia, un pueblo con mucho encanto. Desde Kiparisia se puede visitar la antigua ciudad de Messina (antigua Mesenia), actualmente muy bien conservada.
 
 
 
 
 
Siguiendo la costa hacia el sur se encuentra la ciudad medieval de Pilos, una ciudad de gran belleza, se dice que aquí tuvo su sede el rey Néstor. Su puerto deja mucho que desear ya que está en estado de abandono, pero su enorme bahía permite el libre fondeo con aguas cristalinas. En la bahía se enfrentaron las tropas otomanas y las europeas en la guerra de independencia de Grecia, venciendo en la batalla de Navarino 1827 las tropas europeas.

                                                                    Entrando en Pilos
Pangea abarloado en Pilos
Su castillo
 
Desde Pilos se puede visitar la ciudad de Esparta, de la que no queda prácticamente nada, pero genera una gran sensación  pasear por sus calles y pensar en la leyenda de Esparta. Lo más bello es el trayecto de angosta circulación por carretera entre las montañas.
 
                                                                 Cordillera del Taigeto         
Valle del Eurotas
          Lo que queda de Esparta  
 
Una vez sorteado el cabo de Samkouli podemos ver la torre otomana de Methoni, una de las siete ciudades que Agamenón ofreció a Aquiles. La heroína epónima Metone es llamada la hija de Oeneos, el hombre del vino. En caso de necesidad se puede fondear en la bella isla de Sapientza en porto Longos. Llegando al cabo de Tainaron es necesario tener cuidado, el viento se encañona, sobre todo al amanecer por los fuertes catabáticos, sin embargo existe una bahía muy bien protegida para el fondeo, Porto Kayio unas millas más al norte.
 

Llegando al estrecho de Elafonisou en las inmediaciones de cabo Meleas los vientos son traicioneros ya que se encañonan con virulencia y la mar rompe con ola cruzada que se genera por la intersección del mar Egeo y el mar Jónico (teniendo como sobrenombre el Hornos del mediterráneo). La isla de Kitera puede ofrecer cierta protección dependiendo de donde sople, otras veces se encañona mas por efecto Venturi, generando una mar confusa y desagradable  (doy fe de ello, nuestro barco parecía una coctelera).
Una gran experiencia para los navegantes intrépidos y ansiosos de aventura.
Si el motivo es llegar a Creta la aventura bien merece la  pena, ya que la isla de Creta desborda en belleza y tradición, su gastronomía es diferente a la tradicional griega y sus montañas de cumbres nevadas merecen un largo paseo para distender las piernas de los navegantes.
 
Entrando en Hania 
 
FIN

 
 
 
 
 
 
                                   
 
                                  

 

1 comentario:

  1. Muy buen post Te felicito por la fotografía Estaré tripulando un velero allí y te agredezco la info.

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