martes, 4 de noviembre de 2014

EL LADRON DE ALMAS


El ladrón de almas

                                                                                                 Por Joaquin Verdeguer

Yo no soy una persona creyente, ni dioses, ni marcianos… sin embargo la vida algunas veces tiene sus curiosidades inexplicables.

 
 
Cerca de la isla de Kekova al sur de Turquía exactamente en la costa Licia existe una ciudad del silencio. Sus vistas son preciosas  y la sensación de paz te invade. Las tumbas están talladas en la propia roca de un color grisáceo, creo que de origen volcánico. Al volver al pueblo pregunte al camarero de la taberna que tenía pinta de conocerlo todo y de ser bastante parlanchín, si me podía  contar sobre  aquella necrópolis, la ciudad del silencio. Quienes fueron las personas allí sepultadas en aquel lugar tan bello y de tan alta estirpe.
 
 

 
“Aquí estuvo Alejandro el grande, hijo de Filipo II de Macedonia, con sus tropas en el siglo IV antes de Cristo, aquí se produjo un asentamiento aprovechando que en la orilla había un astillero, (que todavía perdura). El lugar es  tan bello, que Alejandro decidió dar aquí sepultura a sus almirantes caídos en la batalla, con todos los honores, de modo que modelo la roca para ellos, incluido los bancos para que sus almas pudieran sentarse a contemplar el ocaso sobre las tranquilas aguas del mágico mediterráneo. Me pidió que no fuera a la parte de levante ya que se rumoreaba sobre la existencia  de una leyenda…… de un alma en pena.”

Ya claro, eso es para los turistas le dije con una sonrisa….

Al día siguiente volví y claro, fui a la zona prohibida.

 Yo trataba de leer una inscripción “tabula ansata” en el propio sarcófago escrito en griego antiguo para comprobar si mis clases de griego daban su fruto, cuando alguien a mi espalda me susurro.



-          Que haces ??
-          Me gire y ahí estaba con su toga color burdeos, envuelto como un caramelo. Lo extraño es que no me asuste.
-          Leo la inscripción, le conteste.
-          No te molestes, es mentira lo que pone. Me dijo en tono triste.
-          Y….. que es lo que pone ??
-          ” el barco está anclado en este último puerto, nunca más para salir, sin ayuda es ahora inminente ya sea de viento o la luz solar, despidiéndose de la madrugada portador de luz, fue enterrado allí y su barco de su vida útil más corta de un día, al igual que una ola rota”
-          No entiendo gran cosa…
-          Dice que morí en el campo de batalla como un héroe.
-          Y no fue así ??
-          No, fui asesinado.
-          Yo estaba impresionado por su realismo, sin embargo se podía ver a través suyo, yo no hacía más que mirar alrededor tratando de ver el truco o la proyección de la imagen como un holograma. Decidí alejarme un poco bajando la ladera bastante mosqueado, pensando que alguien me estaba tomando el pelo, pero aquello me seguía.
-          Quien eres ? le pregunte ya un poco asustado.
-          Soy Nearco Sátrapa de Licia y Panfilia.
-          Porque me sigues, le pregunte
-          Ves a alguien mas ?? hace muchos años que no viene alguien por aquí.
-          Maldije mi estampa, porque tenía yo que venir a este lugar ??.
-          Ven, quiero enseñarte algo. Me dijo como si fuésemos colegas de toda la vida.
-          Le hice caso, fluctuaban los aromas del hinojo al pisar las hierbas tratando de llegar al acantilado.
-          Justo en frente de mi, se alzaba toda una ciudad en parte semi sumergida.


 
 
-          Me hablo sobre la destrucción de la ciudad a manos del Capitan Eudemos. De una encolerizada batalla naval después del regreso del Panyab con las tropas de Alejandro con  todos los tesoros y honores obtenidos…..
-          Con el suave atardecer y el chapoteo de las olas, me quede dormido….
-          Al anochecer cuando desperté, mis vestimentas tenían 2330 años  de color burdeos, en  un gran brazalete de mi brazo izquierdo se podía leer Nearco Sátrapa de Licia. Me había robado el alma.
 
 
 
                                                                                        Fin
 
 
 
 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario