Pasamos los días visitando los alrededores por tierra y mar.
Las minas de la isla están abandonadas, curiosos paisajes. Las playas son
preciosas dunas interminables de una costa sorprendentemente virgen.
AMANECER CRUZANDO DE MENORCA A CERDEÑA
CABO PECORA
IGLESIAS
- CERDEÑA
DUNAS DE PORTO PINO - CERDEÑA
Pronto alcanzamos la bella ciudad de Cagliari, con su casco antiguo,
entre murallas medievales y restos arqueológicos. El barrio del puerto con sus callejuelas
rebosantes de terrazas y restaurantes, son una delicia para las noches de
verano. La marina bastante destartalada, es sin embargo muy agradable por el
buen ambiente de sus gentes y sus barbacoas. Pero hemos de seguir, así es la
vida del navegante. Llegamos a las islas Egadi,
la primera isla es Marettimo, que
surge del mar como por encanto, agreste, luchando contra la mar, sus
acantilados nos impresionan, ni un solo árbol se atreve a desafiar tanta
rudeza. Fondeamos en su vecina isla Favignana, a las puertas de Sicilia.
ISLA
MARETTIMO - SICILIA
De noche cerrada salimos rumbo a Palermo. Palermo nos recibe
entre un caos impresionante. La suciedad y los palacios en ruina forman el
paisaje urbano que se complementa con su esplendorosa catedral y opulenta opera.
Más al norte, barrios de infinita elegancia parecen emerger confundiéndonos, con
la sensación de estar en otra ciudad. Un coctel difícil de olvidar.
CATEDRAL
DE PALERMO
MEDALLON
Partimos de Palermo con mal tiempo, oímos por la radio
constantes avisos de varios barcos a la deriva. En el horizonte vemos la manga
de un pequeño tornado, recogemos velas, pues hace algunos años ya tuve una
experiencia con uno de ellos siendo succionado. Llegamos a Cefalu y fondeamos
al abrigo del dique del puerto. Al día siguiente, el tiempo ha mejorado y nos
permitimos ver la preciosa ciudad.
PLAZA
DE CEFALU
CALLES
DE CEFALU
FONDEADOS EN CEFALU
Con la llegada del buen tiempo, partimos de madrugada a las
islas Eólicas. La primera de las islas es Alicudi, un cono volcánico perfecto. Le sigue
Filicudi, más verde y alargada. Suena el carrete y un precioso pez espada hace
nuestras delicias, hablamos de cómo lo vamos a cocinar y lo cortamos en cuatro
trozos. Cae la tarde y fondeamos en la siguiente isla, Isola Salina. A lo lejos percibimos Stromboli, con su
penacho de humo, isla volcán que permanece activa. La noche ha sido tranquila,
mejor, pues nuestro fondeo no es bueno. Al amanecer hacemos rumbo a Lipari que
es la más grande de las Eólicas. También llamadas las Bermudas del mediterráneo,
ofrendadas al dios Eolo. Su mala fama
tiene bien merecida, aquí se forman tempestades y tornados en un abrir y
cerrar de ojos. Pegada a Lipari está Vulcano, con su enorme cráter de aspecto
lunático del que sale una fumarola y un apestoso olor sulfúreo a huevos
podridos que persiste durante millas. Pese a que nos atrae la isla preferimos
distanciarnos lo más rápido posible a tan desagradable fragancia. Además de descubrir
que según la mitología Romana, el cráter era la antesala al infierno.
ISLA
FILICUDI
ISLA STROMBOLI
ATARDECER EN LAS EOLICAS
ISLA VULCANO
Es mediodía y estamos cerca del estrecho de Mesina otro de
los huesos del mediterráneo. Leemos lo difícil de su cruce debido a las
corrientes, los vientos contrarios y los remolinos que se forman, en la
mitología estos remolinos se tragaba barcos enteros. Tenemos suerte y lo cruzamos sin demasiados contratiempos.
En el horizonte aparece la bella ciudad de Taormina, llegamos de noche cerrada
y una barca de pesca se nos cruza indicándonos que existen unos bajos muy
peligrosos y nos desaconsejan el fondeo. Agradecidos ponemos rumbo a Siracusa
llegando de madrugada. Contentos y exhaustos fondeamos en la bahía de Siracusa,
esplendido lugar. Al día siguiente
paseamos por sus calles cámara en mano como japoneses poseídos por la
belleza de la ciudad medieval y sus plazas.
CATEDRAL DE SIRACUSA
GARGOLA
Los días pasan tranquilos, alquilamos un coche para explorar
los alrededores y descubrimos la ciudad de Noto, (barroco siciliano). Noto es
de capa y espada, viajas en el tiempo. Aunque nos gustaría conocer más sobre
Sicilia decidimos poner rumbo a Calabria.
Cruzando punta Stilo, ocho de la mañana pasamos de cuatro nudos de viento a
trenta y cinco de sopetón, nos llevamos un buen susto, es un catabático famoso
en la zona que nos ha cogido desprevenidos. Sin embargo entrando en el golfo de
Squillace con todo el trapo arriba, pensando que el susto había pasado, Eolo
nos regala cuarenta nuditos. Abortamos nuestro intento de llegar a Crotone la
ola y el viento nos coge de través y la navegación se hace incomoda, decidimos
acercarnos a la costa donde la ola todavía no está formada, buscando el refugio
del puerto de Catanzaro. Desgraciadamente solo pueden entrar barcos de menos de
doce metros. Así que fondeamos en la bocana con cuarenta metros de cadena. Al
anochecer la mar se va calmando. Pasamos
el día en la ciudad, necesitamos cambiar la antena del AIS. Partimos al día
siguiente.
DETALLE DEL BARROCO SICILIANO
Entrada la noche nos
deslumbra un fogonazo, sin darnos cuenta una lancha de la guardia costera
italiana nos aborda, después de un intenso interrogatorio por radio, nos desean
una buena travesía.
COSTA DE CATANZARO
LOS DELFINES NOS ACOMPAÑAN
La travesía se hace agradable, picoteo, siestecita, lectura.
Parte de la travesía nos siguen una docena de delfines. Cae el sol y suena el
carrete, convencido de que es solo un plástico, recojo el sedal, con la sorpresa
de ver otro pez espada, es una rápala cara, pero está dando sus frutos. Al
anochecer, vislumbramos la costa y un tráfico de buques importante, gritamos de
alegría, estamos en Grecia, felices, cambiamos el pabellón de cortesía.
ISLA DE CORFU
La
noche se cierra y nos acompaña una luna llena, aparecen las luces de la costa de la
Isla de Corfú, indicándonos su cercanía. Doblando el cabo de Asprokavos subimos
la costa, pero la falta de sueño de dos noches sin dormir, nos hace desistir y
fondeamos en Benitses ayudados por el plotter y google hearth distinguimos
donde hay arena y donde hay posidonia. Otro barco está fondeado a un centenar
de metros, el lugar parece seguro. Al alba me despierto y al salir a la bañera me
quedando anonadado por la belleza que me rodea, una ladera boscosa en la que
despuntan enormes cipreses, tratando de camuflar elegantes casas de colores
terracota, que aparecen entre una suave neblina. A medida que el sol gana
altura se va despejando el horizonte perfilando los contornos multicolores de
una naturaleza exuberante. Estoy impresionado pues no me esperaba tanta frondosidad.
En el plotter aparece la marina “ Gouvia “. Caemos totalmente rendidos ante tanta belleza
y decidimos invernar en la isla, con la
llegada del buen tiempo quien sabe ¿?. El Adriático ¿?. Chipre ¿?. El mar rojo
¿?.
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