Yo hablo con mi barco
Por Joaquin Verdeguer
Hace apenas unas semanas estuve
leyendo una autobiografía de Janne Grégoire y de Ellen MacArthur. Decían que en
ciertos momentos de sus travesías ellas hablaban con su barco, como si fuera un
secreto o algo irracional. Que tiene de raro?
Yo hablo constantemente con el mío, de lo más normal. Tenemos unas
conversaciones que fluctúan en lo íntimo, en la desnudez, sin tabús, sin
mentiras. Una relación pura de padre a hijo. De amigo a amigo. De amante. No
escondemos nuestros sentimientos. Mi barco conoce todos mis secretos y yo
conozco todos los suyos. Me ha visto reír de gozo, tras superar una difícil
prueba. Me ha visto sonreír al vislumbrar tierra en el horizonte tras un largo
periplo. Me ha visto llorar de alegría y emoción al despuntar un bello amanecer
venciendo la noche tormentosa. Que estoy loco ?. Bendita locura. Porque no voy
a ceder. Mi barco es mi mejor amigo, nunca me decepciona. Siempre se preocupa
de mí, acompañándome a los destinos más inverosímiles,
juntos, codo a codo. Lee mi mente,
fiero, elegante, noble y campechano a la vez como un padrino llevándote al
altar. Siempre al pie del cañón. Porque
es cierto, los barcos aguantan más y mejor que las personas. Pero no se lo digáis a nadie probablemente no
lo entiendan.
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