Basado en un
hecho real por Joaquin Verdeguer
Tras largos años cruzándose y saludándose por los pantalanes,
decidieron como regalo de su jubilación reunirse para cruzar el atlántico,
proeza que muchos codician. Para no generar interferencias y duplicidades, cada
uno de ellos se dedicaría a un apartado en las labores del velero propiedad de
José por reunir las mejores condiciones de crucero. José, debía de designar la
ruta a tomar respecto a los alisios y al gobierno del velero. Antonio se
dedicaría a la radio y el sistema eléctrico. Pablo a la intendencia y Vicente a
la logística.
Llego el día D. Todo quedo bien pertrechado y trincado, los
víveres en la sentina y el humor bien alto. La travesía desde Valencia a las
islas Canarias y posteriormente Cabo verde pasaron sin incidencias.
Habían calculado once días de navegación desde Cabo verde a
las costas de Brasil, de modo que con los 240L de diésel que llevaba el 42 pies
de José era suficiente para las pocas maniobras de atraque en puerto, de los
que ya habían consumido 80L en las Canarias y Cabo verde. Tampoco se considero
llenar el barco de víveres ya que la travesía iba a ser corta y las frutas y
verduras se pasan y deterioran con rapidez.
Por fin llego el día de la partida desde el puerto de Praia
en la isla de Santiago de Cabo verde, el ambiente era bueno, así como el humor
entre los compañeros ya curtidos desde su salida en España.
Tomaron rumbo al oeste cayendo al sur buscando los alisios
con la desgracia de quedar atrapados en la zona de calmas ecuatoriales,
vulgarmente llamados DOLDRUMS del ingles
dold = estúpido, rum = rabieta infantil. Lo que conseguían avanzar de día lo
perdían de noche con la contracorriente ecuatorial. Pasaron varios días confiados
en que su suerte cambiaría de un momento a otro, sin embargo los ánimos
empezaron a hacer mella entre ellos y las discusiones se hicieron patentes, era
fácil echarle la culpa al capitán José por haber tomado un rumbo demasiado sur.
Entre discusión y discusión los víveres y el agua empezaron a menguar y las
discusiones se trasladaron a Pablo por no haber cargado mas víveres. Tras dos
semanas de flotar en la nada, las discusiones generaban tal consumo de energía
que optaron por separarse y ocupar cada uno de ellos un lugar en la
embarcación, no se hablaban, no se alimentaban y ya ni intentaban pedir socorro
por la radio, el siguiente paso era el CANIBALISMO. Un mes después de la
partida cuando llevaban dos semanas sin comer un buque los vislumbro y se
acerco ya que no contestaba a las señales, una vez abarloados subieron a
inspeccionar la nave, allí estaban los cuatro, cada uno en un camarote, en posición
fetal, moribundos, no los pudieron levantar pues sus músculos se habían
anquilosado, los transportaron con mantas al buque y atendieron de máxima
urgencia. Una semana después a bordo del VELASCO llegaron a Recife-Brasil,
sanos y salvos. El velero fue abandonado y cada uno de ellos opto por un vuelo
de regreso a España. Pasar página al sueño que se convirtió en pesadilla y que
les podría haber causado la muerte.
En mi opinión es de obligada lectura el libro del médico y
navegante francés ALAIN BOMBARD,
titulado NAUFRAGO VOLUNTARIO.
FIN
Interesante historia. Quizás si hubieran cooperado hubieran podido hacer algo, pescar, por ejemplo. Los humanos somos nuestros peores enemigos.
ResponderEliminarUn saludo
Lo que mas le sorprendía a Alain como medico es porque los servicios de rescate abandonan la búsqueda al tercer día, cuando un ser humano puede estar 9 días sin beber y 30 sin comer. Donde esta el factor psicológico que hace que renuncies a la supervivencia ?
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