domingo, 11 de febrero de 2018


ANNE CAROLINE MacPERSON


                                                                                                          Por Joaquin verdeguer

Era el dos de mayo, lo recuerdo perfectamente porque tengo gravado en la retina el cuadro de Goya del mismo nombre. El comienzo del neoclasicismo y le era napoleónica que trajo a una España rural una bocanada de aire fresco, la enciclopedia y la modernidad que no se afincaría hasta 80 años después.

Estaba ahí flotando envuelta en caracolillo, arrastrando un manojo de algas. La fui acercando con el bichero, me recordaba la película “mensaje en una botella” de Kevin Costner. Curioso de leer su contenido aunque no se apreciaba bien que es lo que contenía. Sería una carta de amor?? . No me quería hacer demasiadas ilusiones porque conocía un proyecto que precisamente se dedicaba a escribir cartas con el posicionamiento para saber y estudiar cual era la corriente y trayectoria de esas botellas. Conseguí subirla a cubierta y me quede mirándola un buen rato hasta que Jane me pregunto.

-          La abres, o que?.

La abrí, salió un olor desagradable y aparte la cara con un gesto de asco. Jane estaba tan impaciente que me arranco la botella de las manos y empezó a sacar un plástico negro, había algo dentro pero no sabíamos que era. Le costó bastante sacar la bolsa sin dañarla teniendo los nervios a flor de piel. Abrió la bolsa cortando la parte de abajo con las tijeras con sumo cuidado. Cayó un anillo que empezó a rodar por la bañera y que tuve que parar con el pie, aparte el pie y lo cogí entre los dedos, era un anillo de boda. ¿Quién metería un anillo de oro en una botella?. Era un anillo pequeño probablemente de una mujer. Jane siguió cortando la bolsa aguantando la respiración, contenía una carta, la desenrollo, entonces vi que estaba escrita en inglés. Que suerte mi mujer es anglófona!!. Yo estaba como un flan.

-          Que pone!!!.  Ella me miro inquisitoriamente.

-          Vamos traduce!!!. Me estas poniendo nervioso!.

Ella seguía sosteniendo el papel y su cara se iba ensombreciendo más y más. No pinta bien me dije, pero estaba ansioso como un niño el día de reyes.

-          Venga que dice!!!

Entonces Jane en tono serio empezó a traducir la carta.

                                                                                            Plymouth   7 de octubre de 1993

“Me llamo Anne Caroline MacPerson de Southampton. 18 de Hill avenue.

Hace un par de días he descubierto las infidelidades de mi esposo. Utilizaba nuestro barco para sus encuentros amorosos. George y yo llevamos 20 años de matrimonio. Al principio del verano empezó a ser excesivamente atento y cariñoso, proponiéndome un año sabático, e ir al caribe con nuestro velero. Me cogió por sorpresa y le dije que sí, sería como una luna de miel. Pero ahora temo por mi vida, George hace cosas muy extrañas y creo que ha planeado mi muerte accidental, quedarse con nuestros bienes y volver con su amante. Si alguien encuentra esta botella póngase en contacto con las autoridades Británicas.”

Me quede mirando a Jane atónito. Ella  volvió a enrollar la carta y la introdujo en la bolsa de plástico. Me levante para ver nuestra posición. Faltaban 20 millas para llegar a Santa Cruz.


Después de formalizar el papeleo de atraque en el puerto, fuimos directos a la guardia civil. Nos escucharon con escepticismo y nos informaron que no era competencia de ellos, que fuésemos a la policía nacional. Y fuimos. Nos atendieron muy bien cuando les explicamos por encima lo que había sucedido.


-          Esperen un momento, informare a mi superior. Dijo el policía del mostrador.


Nos recibieron en un despacho un hombre de unos cincuenta años y una mujer joven de unos treinta. Contamos toda la versión y les enseñamos la botella con su contenido. Les sorprendió el anillo. Los dos policías se cruzaban las miradas constantemente.


-          Señor Verdeguer, aunque quisiéramos tomar cartas en el asunto, no le podríamos ayudar. Primero, ustedes han encontrado la botella en aguas internacionales, me dice usted que a unas 20 millas y segundo han pasado 22 años, esto está prescrito y tercero puede tratarse de una broma.


-          Yo también lo he pensado, pero porque iba entonces a dejar su propio anillo de boda? y más siendo de oro.


-          Sí, eso es lo que más nos inquieta. Llamaremos al Consulado por si supiesen de alguna desaparición con este nombre, intentaremos averiguar algo y les mantendremos informados.


Salimos de la comisaria completamente frustrados;  igual éramos presa de una broma pesada. Pero el anillo??.


-          Nos vamos al consulado!! - Me dijo Jane- Yo no me rindo tan fácilmente!!.


Nos costó encontrarlo porque al taxista le aparecía otra dirección y recientemente se habían trasladado. Cuando entramos no sabíamos ni cómo empezar ni a quién dirigirnos. Entramos en una sala donde dos mujeres reían amistosamente, las interrumpimos y les enseñamos la botella, la carta y el anillo. Después de leer la carta no soltaron palabra, se miraron horrorizadas y la más mayor sin decir nada se levantó y se fue carta en mano.


Minutos después apareció ella junto a un hombre de edad avanzada con aspecto de rabino.


-          Pasen por favor. – nos dijo amablemente y nos enseñó una diminuta sala que solo contenía cuatro sillas y una mesa ovalada de estilo Chippendale tapizada en piel de color verde aceituna. No sabíamos quién era el. Tampoco se presentó.


-          La señora Anne fue rescatada en alta mar a 200 millas al norte de Tenerife por un buque portugués que hacía la ruta Lisboa cabo verde. – Dijo en perfecto castellano.- Jane y yo nos miramos incrédulos pensando que habíamos sido víctimas de una broma pesada.


-          Pero entonces que significa todo esto?- le pregunte.


-          Tengo mis dudas, pero ella dijo en su declaración que su marido había caído al mar. Dio un MAY DAY por radio ya que afirmaba no saber navegar, fue rescatada por el buque portugués y nosotros enviamos a un marinero que trajo el velero a puerto que ella mismo vendió. Después de formalizar los trámites volvió a Gran Bretaña.


-          Si pero no me cuadra.- le dije mosqueado.


-          Le entiendo, pero no podemos hacer nada. Trataremos de contactar con la señora Macperson para devolverle el anillo. Déjennos sus datos y un número de teléfono de contacto y si averiguamos algo se lo haremos saber.


Nos despedimos y salimos de la reunión con cierta frustración, nos sentíamos engañados, pero seguíamos pensando que aquello no tenía sentido, fallaba algo.


-          Vamos olvídalo.- Le dije a Jane- Ya hemos perdido bastante tiempo.


Pero la verdad es que no podíamos olvidarlo.


Volvimos a Valencia en Octubre después de siete meses de navegación. Sobre la mesa había un montón de cartas que mi hermana había depositado en nuestra ausencia. La mayoría eran de bancos.


-          Nos ha escrito Alisson. - le dije a Jane ofreciéndole una carta con el timbre de la reina Elizabeth de Inglaterra evidentemente. Lo di por obvio sin leer el remitente.


-          Es de Anne Caroline Demprey.- Me dijo Jane, que la sostenía y leía con más detenimiento. Se me pusieron los ojos como platos. Otra vez ella !!. Justo cuando habíamos conseguido olvidarnos del tema y pasar página. Jane abrió la carta y empezó a leerla en voz alta frente a mí, buscando una silla para sentarse, al verla, yo hice lo mismo. Sin dejar de escuchar.


                                                                                    Londres 3 de septiembre de 2015



Estimada pareja.



Después de tantos años, nunca creí que alguien encontrase una de las tres botellas que lance al mar en esos días de desesperación. El consulado Británico de Santa Cruz se puso en contacto con migo y creo que os debo una explicación.



Pasado el cabo de san Vicente rumbo a Madeira, el tiempo empeoro, George había planeado tirarme al mar aprovechando el mal tiempo, alegando un descuido por mi parte, lo utilizaría como coartada. Sería difícil no creerle, estos accidentes ocurren constantemente. En cierto modo yo me lo figuraba, por ello siempre estaba atenta, para que él no me cogiera por sorpresa. Infravalore a mi marido cuando lo vi apuntándome con una pistola. ¿De dónde la había sacado?. Las olas de través mecían el barco con brusquedad, pero él seguía apuntándome. No lograba gobernar el barco, así que puso el piloto para tener las manos libres y poder disparar. Entonces vi que no se trataba de una pistola convencional, era la pistola que usamos para disparar las bengalas. Sonó la detonación y la bengala no me impacto, paso rozándome el cuello. El propio retroceso del disparo hizo que George perdiese el equilibrio que junto al balanceo del barco hizo que él mismo cayese al mar. Yo estaba muy aturdida y asustada.


Tarde mucho en reaccionar, cuando lo logre, el velero ya se encontraba lejos del punto de caída, no lograba verlo. Fue cuando active el May day para que alguien nos rescatara. Los servicios de rescate peinaron la zona durante tres días sin éxito. Fui rescatada por un barco portugués, el resto ya lo conocéis.


No quise contarle a la policía lo que de verdad ocurrió, ni lo de la infidelidad. Solo dije que había caído al mar por el temporal. A mi vuelta a Inglaterra recupere mi apellido de soltera. Quería empezar una vida nueva. Estoy segura de que lo entenderéis.


Me complace que os quedéis mi anillo, yo no sabría qué hacer con él.


                                                                                     Atentamente        Anne.


Jane giro el sobre y sobre la palma de su mano se posó el anillo.


-          Que piensas hacer ?.  Le pregunte


-          Creo que me lo voy a quedar en su recuerdo. Y se lo inserto en el dedo.


A fecha de hoy lo sigue llevando.


                                                                        FIN