11 BEAUFORT
Por Joaquin Verdeguer
Creta es una isla que me causo gran sensación por su belleza,
su naturaleza plagada de contrastes es
como un continente en miniatura. Sus cumbres nevadas en pleno centro del
mediterráneo impactan, acompañado de acantilados y simas, toda una demostración
de la fuerza de la naturaleza. Precisamente ese contraste de 2400m de altura
reducido a cero en apenas 20km es lo que le otorga al marinero uno de los
lugares más peligrosos por su espontaneidad climatológicamente hablando, Creta
por su ubicación en el mediterráneo recibe en verano el temido Meltemy en su
cara norte y este, sin embargo recibe en invierno tremendos temporales que
vienen cargados de tormentas del sur, por el oeste recibe los temporales que
descienden del mar Jónico con virulencia, es decir, que no se salva de los
embistes del mar, Poseidón y Eolo cargan contra esa muralla en medio del
mediterráneo como si de las murallas de Troya se tratara.
Domingo 27 de Abril son las 8h de la mañana, hace un día
estupendo, tranquilo y soleado. Dentro del puerto veneciano medieval de Hania no
se ve un alma, la noche fue larga para los transeúntes que disfrutan de las
terrazas del puerto repleto de bares y restaurantes. Es común en Grecia a la
hora de amarrar tirar el ancla y todo atrás pasando la maroma por cornamusa a
la anilla deteriorada del pantalán, como todo barco realiza la misma operación,
no es anormal que dichas anclas estén cruzadas, ese día no era la excepción
pero como ya estamos acostumbrados y conocemos la maniobra, salimos del puerto
sin más contratiempo. Apenas una ligera brisa 6 nudos de viento, inútil sacar
las velas, decidimos seguir a motor, alcanzando el acantilado de Stavros, Eolo
se anima y alcanzamos los 10 nudos subimos la mayor para compensar pero
seguimos a motor ya que nuestro rumbo no ayuda y parte del viento es aparente.
11 am. Pasada la península de Akrotiri, se desdibuja en el
horizonte una franja oscura que amenaza lluvia, en pocos minutos pasa de gris a
un azul muy oscuro, sin embargo seguimos con un día soleado ya que las nubes
formadas vienen del oeste, con rumbo a Rethimno nada aparenta un progreso de la
tormenta, considerando que todo quedara atrás, sin más, ¡falso! La enorme capa
pronto vela el sol que queda tamizado y desaparece, el viento sube a 20 kn
apenas unos minutos y son 30 kn bajamos la mayor, esto no pinta nada bien pues
los primeros rayos y truenos se oyen en las inmediaciones, apenas han
transcurrido unos minutos y ya son 40 kn una cortina de lluvia impide ver la
isla, pero tenemos la esperanza de que la tormenta siga en la línea de la costa
y no venga hacia nosotros, ya que hemos cambiado el rumbo alejándonos de la
costa lo máximo posible puesto que todos los peligros de un barco están en
ella. La tormenta coge unas dimensiones desproporcionadas, 50 kn todo esta
blanco y gris quedamos atrapados en un ente confuso, no llueve de arriba a
abajo el agua viene de todos los lados nos azota con dolor la cara, miro el
anemómetro, marca 64 kn el agua a nuestro alrededor parece hervir, el viento es
tan violento que incluso no deja crecer la ola que no tiene tiempo de formarse,
afortunadamente Pangea mantiene una estabilidad increíble, parece como si nada
sucediera cuando de repente un pájaro se posa en la mesa de la bañera pidiendo
refugio y protección, llueve con tal fuerza y virulencia que el pobre pájaro
podría ser golpeado al mar, nos mira temblando moviendo ligeramente las alas,
nosotros lo miramos atónitos sin atrevernos a movernos por no asustarlo, gris
marrón oscuro con pinceladas amarillas y un enorme bigote o pelos que le salen
de su pico, no consigo apartar la mirada de tan desprotegida criatura pues no
sé quién de los dos esta mas asustado. Los rayos caen cerca, un Zeus cabreado
pasa por la vera, nosotros decidimos seguir gobernando el barco desde el
interior ya que apenas dos años atrás nos alcanzo un rayo en la isla de Corfu y
no queremos quedar electrocutados. A pasado menos de una hora y oímos como la
tormenta se aleja, entre el rayo y el trueno podemos contar hasta 5… es buena
señal, el viento amaina pero la lluvia sigue muy intensa, no se ve
absolutamente nada, las enormes gotas golpean con furia, más que gotas parecen
canicas, no recuerdo cuanto tiempo paso, tampoco se me ocurrió hacer fotos para
inmortalizar esa fracción de angustia, la tormenta cede casi de la misma forma
en que apareció, descalza y sin ruido, lejos quedan los rayos y los truenos que
persiguen la costa hacia el este. Salimos a cubierta y nuestro compañero de
viaje emprende el vuelo dando dos vueltas alrededor del barco piando, como si
quisiera darnos las gracias, la calma vuelve a ser la protagonista y delante de
nosotros vemos el puerto de Rethimno.
16 pm la bocana se
difumina entre la costa; una ola cruzada queda resacosa del temporal ,
lentamente se va perfilando la ciudad que empieza a brillar por los primeros
rayos del sol que aparecen en lo alto entre los cumulonimbos y los
nimbostratos, unos pescadores nos señalan un lugar para amarrar en el pantalán
y preparamos la maniobra para quedar abarloados. Una sensación de fatiga y de
satisfacción nos invade, bueno habrá que preparar algo para comer.
FIN